Este tratado, clave en la gobernanza oceánica global, regula los recursos genéticos marinos, la distribución equitativa de beneficios, la creación de áreas marinas protegidas y la transferencia de tecnología
El 16 de enero, la sala del Senado aprobó, de forma unánime, el Acuerdo sobre Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad Marina más allá de las Jurisdicciones Nacionales (BBNJ por su sigla en inglés), pieza importante en el sistema de gobernanza oceánica global, del que Chile participa activamente y con una larga tradición histórica. “La aprobación de este tratado confirma la vocación oceánica que ha tenido nuestro país”, afirmó el Canciller Alberto van Klaveren durante la votación.
El acuerdo, que en la mañana de ayer también fue aprobado de forma unánime por la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, introduce la regulación en alta mar de los recursos genéticos marinos, la distribución equitativa de sus beneficios, mecanismos para la creación de áreas marinas protegidas, la implementación de evaluaciones de impacto ambiental y la creación de capacidades y transferencia de tecnología hacia países en desarrollo.
“El tratado es beneficioso para nuestro país ya que permite a Chile participar en la gobernanza global de áreas que están más allá de nuestra jurisdicción nacional. Este elemento es estratégico para los intereses nacionales, tanto por el carácter oceánico de Chile (poseemos una de las zonas económicas exclusivas más grande del mundo), como también por su situación de país en desarrollo”, expresó el ministro.
Con esta votación, Chile da un gran paso para avanzar en la pronta ratificación del acuerdo que se realizará una vez el instrumento sea depositado en Naciones Unidas. El tratado entrará en vigor 120 días después del depósito del 60º instrumento de ratificación, y el Secretario General de las Naciones Unidas deberá convocar a la primera Conferencia de las Partes (COP) dentro de un año luego de la entrada en vigor.
Cabe destacar que Chile ofreció a Valparaíso como sede de la Secretaría de BBNJ. Esta propuesta se construye sobre una visión que reafirma el rol histórico y de futuro de Chile como país de vocación oceánica. Además, promueve a la ciudad como un nuevo hub global para la gobernanza oceánica, sobre las bases de una tradición portuaria y de las ciencias oceánicas de clase mundial.