Con esta medida, se protege uno de los últimos lugares prístinos del planeta, que se ha erigido no solo como un sitio estratégico para especies amenazadas, sino también para la...
Con esta medida, se protege uno de los últimos lugares prístinos del planeta, que se ha erigido no solo como un sitio estratégico para especies amenazadas, sino también para la lucha contra el cambio climático, en miras de la futura COP25 (Mundo Acuícola).
Chile se ha convertido, oficialmente, en el hogar del área protegida más austral de continente americano, luego de que este lunes se publicara en el Diario Oficial el establecimiento del Parque Marino Islas Diego Ramírez–Paso Drake, con el fin de resguardar el archipiélago Diego Ramírez, una porción crítica del talud continental y los grandes montes submarinos de esta zona, ubicada en la Región de Magallanes y la Antártica Chilena.
“Esta es una gran noticia para Chile y el mundo en la antesala de la COP25. Estas islas son relevantes no solo para la conservación, sino también para el monitoreo, mitigación y adaptación al cambio climático global. Por ello, junto al compromiso de implementar el parque marino, se encuentra la construcción del Centro Subantártico Cabo de Hornos, el cual será inaugurado en la próxima versión de la Conferencia de las Partes de Naciones Unidas”, destacó Ricardo Rozzi, director del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) e investigador de la Universidad de Magallanes (UMAG).
El establecimiento de esta nueva área protegida, la cual abarca una superficie de 144.390 km 2, es el resultado de más de 18 años de investigación científica desarrollada por el IEB (con el apoyo de Conicyt) y la UMAG, así como de la estrecha colaboración entre la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, la Armada de Chile, el Ministerio del Medio Ambiente, y el Ministerio de Relaciones Exteriores. A esto se suma el apoyo de Patagonia Mar y Tierra, un grupo compuesto por ocho organizaciones sin fines de lucro que busca contribuir a la conservación marina y terrestre de la Patagonia chilena.
El vicerrector de Investigación y Postgrado de la UMAG, Andrés Mansilla, agregó: “Esto nos pone a la vanguardia en la conservación de los océanos, especialmente si consideramos que las islas Diego Ramírez y el Paso Drake marcan el límite sur de los ecosistemas subantárticos y, por lo tanto, de la transición entre la biodiversidad antártica y subantártica. Es un lugar de conexión único en el mundo”.
Termómetros de seis patas
El archipiélago Diego Ramírez ha sido calificado como una de las últimas regiones prístinas del mundo debido al aislamiento geográfico y sus agitadas aguas, las cuales dificultan el acceso a sus parajes. El bajo impacto humano ha mantenido gran parte de sus ecosistemas intactos y a salvo de múltiples amenazas.
Asimismo, este sitio es clave para la ciencia nacional e internacional, ya que desde ahí se evalúa el impacto del cambio climático sobre la biodiversidad marina y terrestre del extremo sur de América. Por esta razón, la zona forma parte de la Red Chilena e Internacional de Estudios Socio-ecológicos y Ecológicos de Largo Plazo (LTSER-Chile e ILTER, respectivamente).
Un ejemplo es el innovador estudio sobre la respuesta de los insectos frente al cambio climático, liderado por la científica Tamara Contador. La investigación se lleva a cabo en el archipiélago Diego Ramírez, en el Parque Etnobotánico Omora (Región de Magallanes) y en la Antártica.
Rozzi detalla: “Los insectos son como maquinitas, muy susceptibles a los cambios de temperatura. Si esta aumenta, experimentan modificaciones en su reproducción y en otros aspectos, con las consecuencias que eso puede generar. Actualmente, muchas investigaciones se basan en modelos, pero nosotros tenemos a estos verdaderos termómetros biológicos.”
A esto se suman “los extensos bosques submarinos de algas pardas que existen en el área, los cuales son fundamentales para capturar los gases de efecto invernadero y combatir el cambio climático global”, indicó Mansilla.
Por otro lado, las islas constituyen un área de alimentación, reproducción y refugio para una gran diversidad de especies, algunas de las cuales se encuentran amenazadas, como el albatros de cabeza gris (en peligro de extinción), el pingüino de penacho amarillo (vulnerable) y el pingüino macaroni (vulnerable).
Ahora, el desafío será implementar el plan de administración del nuevo parque marino, cuyo foco estará puesto en la sustentabilidad ambiental, económica y social.
“A través de la creación de esta área protegida, Chile asume un liderazgo en la conservación y política subantártica, y complementa los esfuerzos que se realizan tanto en el continente blanco como en el resto del país. Trabajaremos en un plan que reconcilie las necesidades económicas, sociales y de conservación, y que consolide la red de monitoreo del cambio global en este lugar estratégico”, subrayó Rozzi.
Crédito imagen: Omar Barros.