Llaman a la correcta manipulación de elementos de protección personal (Diario El Día). Mascarillas, guantes y escudos faciales han ayudado a la población a mantenerse alejada del coronavirus. Sin embargo,...
Llaman a la correcta manipulación de elementos de protección personal (Diario El Día).
Mascarillas, guantes y escudos faciales han ayudado a la población a mantenerse alejada del coronavirus. Sin embargo, la poca cultura para su eliminación –como sucede con cualquier tipo de residuo- los han transformado en una nueva amenaza para el medioambiente y para las especies que habitan en el fondo del mar.
Durante ocho meses, la pandemia del covid-19 ha mantenido a la ciudadanía con estrictas medidas sanitarias, con el objetivo de frenar la circulación del coronavirus. El uso de Equipos de Protección Personal (EPP) ha implantado nuevos estilos de vida, con los que la comunidad ha logrado adaptarse a una “nueva normalidad”. Las mascarillas, guantes de látex y desinfectantes y escudos faciales, han sido de gran ayuda en términos sanitarios. Sin embargo, ya comienzan a evidenciarse los efectos negativos que producen los residuos sanitarios en el medio ambiente, una vez que estos elementos se desechan.
Según diversas organizaciones ambientales, se consume casi un millón de toneladas de plástico al año en el territorio nacional y de ellas se recicla apenas el 8,5%. En este escenario, la llegada de la “basura covid” al fondo del mar, también podría tener graves consecuencias en la flora y fauna marina.
María de Los Ángeles Gallardo, doctora en Biología y Ecología Aplicada de la UCN, quien además realiza un postdoctorado en el Núcleo ESMOI UCN, comenta que los residuos en el medioambiente son una problemática mundial, para la cual la responsabilidad de la ciudadanía, es fundamental. “Las personas deben saber dónde y cómo eliminan sus residuos. Aunque estos sean hospitalarios, realizan el mismo daño que hace una botella que se convierte en microplástico, la cual va a dar al organismo de un pez o un pájaro y les produce obstrucción intestinal”, explicó.
Los efectos que provoca la contaminación en el fondo del mar han sido objeto de estudio desde hace varios años. Las especies marinas sufren importantes daños, que en muchas ocasiones tiene consecuencias fatales, por lo que, además de los efectos sanitarios que podría tener el descuido con estos elementos, también preocupa su impacto en el medioambiente. “Lo que a mí me preocupa es que en una pandemia, hayan personas que no tengan el criterio de eliminar estos residuos, que potencialmente son peligrosos al estar en un lugar que no corresponde (…) el efecto que se ve ahora es el mismo; que las aves y peces se enreden con las mascarillas y que también se coman estos desechos”, explica Gallardo.
Respecto a los consecuencias que se proyectan con esta problemática, la especialista en biología y ecología manifiesta que, “más que el problema de aumento de mascarillas, es el mismo problema que hemos tenido siempre y tiene que ver con un mal manejo ciudadano de nuestros residuos”.
Un problema que no ha sido tomado en cuenta
La temporada estival se aproxima y con ella una serie de medidas sanitarias que obligan a la ciudadanía a utilizar mascarillas en los territorios turísticos como playas y ríos. Esta normativa ha generado cuestionamientos en relación a la forma de desechar estos implementos de protección.
Para Rodrigo Sepúlveda, director ejecutivo de la Asociación de Gestión Ambiental “Huancara” de La Serena, las instancias en donde desechar estos residuos son un problema que aún no ha sido tomado en cuenta. “Antes que la mascarilla termine en la playa, en el fondo marino o termine siendo un problema de contaminación y limpieza, las autoridades debiesen pensar y disponer de algún dispositivo para que la gente pueda desechar estos residuos en un lugar seguro”, indicó.
El daño medioambiental que produce estos nuevos residuos, según Gallardo, genera el mismo grado de contaminación que otros desechos. “La materia prima con que elabora las mascarillas es en base a celulosa, al igual que los pañales o toallitas húmedas, por lo tanto no se puede reciclar. Además, es un peligro enorme de trasmisión de la contaminación”, sostuvo.
La seremi del Medio Ambiente, Claudia Rivera, explica que las mascarillas se demoran más de 450 años en degradarse y reafirma que no son reciclables. Si bien realiza un llamado a seguir utilizándolas como medida de prevención, insiste en ser cuidadosos a la hora de su eliminación. “La pandemia no se ha ido, debemos seguir cuidándonos mediante el uso de mascarillas, pero al mismo tiempo, tenemos que ser conscientes y entender que el cuidado de nuestra salud, está ligado al cuidado del medio ambiente”, recalcó el seremi.
En contenedores
Sobre este dilema, Roberto Villalobos, jefe del Departamento Acción Sanitaria de la Seremi de Salud, precisa que la forma de desechar las mascarillas es a través de contenedores de basura disponibles en cada playa o balneario. No obstante, en caso de que no hubiese un contenedor de basura debidamente habilitado en el sector, “se recomienda que las personas, una vez usada su mascarilla, la depositen en una bolsa plástica para posteriormente disponerla como basura domiciliaria”. Asimismo, el profesional de la entidad sanitaria informó que, “se está trabajando con los municipios para tal como lo realizan todos los años, para que dispongan de todas las condiciones sanitarias básicas en el borde costero” de cara a la temporada estival.