proyecto científico nacido en la Universidad Adolfo Ibáñez, se busca potenciar la reproducción del alga endémica chilena, que se encuentra en estado de sobreexplotación y es de alto interés comercial.
Por medio de un dispositvo creado por DAPI, un proyecto científico nacido en la Universidad Adolfo Ibáñez, se busca potenciar la reproducción del alga endémica chilena, que se encuentra en estado de sobreexplotación y es de alto interés comercial.
La “Chicoria de Mar” o Chondracanthus chamissoi, es un alga endémica de Chile y Perú, que es de alto interés comercial en el mundo, tanto por su valor nutricional, rico en proteínas, fibra y otros minerales y como también porque es un actor relevante para la descontaminación de aguas y ecosistemas marinos. Estos atributos la han llevado a un estado de sobreexplotación, que un equipo de científicos chilenos quieren revertir a través del proyecto DAPI, que busca automatizar el proceso de fabricación de semillas para el cultivo de la Chicoria de Mar.
“La idea nace con el fin de evidenciar y si es posible, resolver las problemáticas ambientales, sociales y económicas que se han desarrollado en torno a los recursos marinos, causados principalmente por el alto consumo, la baja producción y alta extracción de los recursos desde sus praderas naturales lo que ha destruido grandes ecosistemas e impedido la regeneración cíclica de las especies”, señala Ignacio Garafulich, líder del proyecto.
DAPI, acrónimo de Dispositivo Acelerador Del Proceso de Inoculación, es un proyecto creado por el equipo de investigadores liderado por Garafulich, de la Universidad Adolfo Ibañez. Este dispositivo consiste en un paquete tecnológico que permite reducir costos y estabilizar la producción de la Chicoria de Mar, de manera continua y apta para el consumo humano. En este contexto, DAPI busca ser el puente para el cultivo de algas, reduciendo los costos operacionales y mejorando el rendimiento de las superficies para poder abastecer la demanda por la Chicoria de Mar. Busca crear un entorno de innovación en términos de eficiencia, materias primas y productos con valor agregado para su posterior comercialización.
El proyecto DAPI fue uno de los 12 seleccionados de la primera convocatoria del Programa de Emprendimiento APTA Builder, que busca promover y apoyar el desarrollo de empresas de base científico-tecnológica #MadeinChile. La iniciativa, que se basa en la metodología “Company Builder”, es convocada por el hub de transferencia tecnológica APTA, impulsado por Corfo, con el objetivo de apoyar la construcción de empresas desde su origen, a través de la inyección de capital, apoyo y acompañamiento de un grupo de expertos de primer nivel, como Pablo Zamora, PhD, científico y empresario, cofundador NotCo; Alex Seelenberger, socio de Aurus Capital; Pamela Chávez, PhD, científica y empresaria, fundadora Aguamarina y Domolif; Alberto Rodríguez, médico y fundador de Levita Magnetics y Francisco Guzmán, socio de Carey y vicepresidente de la Asociación Chilena de Venture Capital, entre otros.
Fortaleciendo el Cultivo de Algas
En términos simples, la tecnología de DAPI permite automatizar la inserción homogénea de fragmentos de alga al interior de un sustrato, proceso llamado inoculación. A cada metro de sustrato con alga en su interior se le llama semilla. Cada semilla se mantiene en estanques un par de semanas después del proceso de inoculación para crear los discos de fijación, y luego estas se instalan en un sistema de cultivo «long line» en las áreas de manejo y/o concesiones de acuicultura.
“Hoy nos encontramos en una etapa de testeo y validación del proceso productivo. Por una parte, estamos frente a la validación funcional del prototipo, la estacionalidad del modelo de negocios y la validación del dispositivo en términos del rendimiento por m3 que generan las semillas procesadas con la máquina”, comenta Ignacio Garafulich, quien agrega que “En Chile el cultivo de algas es incipiente, y está concentrado principalmente en una especie: el agar-agar, pero para la Chicoria no se han visto grandes soluciones y las actualmente operativas consideran un gran número de procesos manuales, lo que genera altas ineficiencia en términos de costos operaciones y costos de oportunidad para los pescadores y/o empresas”.
En contraste, en el mundo, principalmente en China, Japón y en algunos países de Europa, el cultivo de algas ha prosperado gracias a la innovación y la posibilidad de generar mejorados procesos y rendimientos de los recursos gracias a la tecnología. Por otro lado, actualmente en Chile se ha consolidado un innovador proyecto de acuicultura multitrófica, ejecutado por la Universidad de Aysén, Salmones Blumar y SalmonChile. En EE.UU., Noruega y otros países. Esto se ha hecho durante varios años y es una excelente oportunidad para mitigar impactos ambientales y aprovechar la columna de agua en su totalidad.
En términos del impacto que representa DAPI, se perciben importantes factores tanto ambientales, como sociales. Ejemplo de ello es la diversificación de las matrices productivas de las áreas de manejo y concesiones de acuicultura, lo que principalmente entrega a los pescadores y a la empresa la oportunidad de integrar un mejorado o nuevo producto a su modelo de ingresos. “El objetivo es generar mayores beneficios para toda la cadena de valor, entregando mejores condiciones comerciales para los productores locales y compartiendo el valor capturado, pensar más allá del comercio justo. Tampoco debemos dejar de lado la mejora de las condiciones laborales y la posibilidad de generar empleos inclusivos en las zonas costeras del país”, comenta Garafulich.
Varinka Farren, directora Ejecutiva del Hub APTA comentó que la selección del proyecto DAPI como también de los otros 11 participantes de APTA Builder es porque “Estamos convencidos de que un buen proyecto puede transformarse en una gran empresa con la orientación correcta, en especial, si esta es de base científica-tecnológica. Por eso, el compromiso, colaboración y propósito de los ocho expertos de APTA Builder y del equipo APTA, es tan esencial en el camino que deberán recorrer esos proyectos en la constitución de sus negocios y la conformación de un equipo capaz de dirigir su tecnología hacia el desarrollo. Ellos aportarán con su visión estratégica y pondrán a disposición sus recursos y conocimientos internos, a fin de escalar estas innovaciones”.DAPI y los otros 11 proyectos seleccionados ya comenzaron el proceso de entrenamiento que considera la realización de un plan de trabajo con los asesores para definir la estructura de sus empresas de base científico-tecnológica, ejecución y monitoreo de la estrategia comercial a implementar, el desarrollo de una propuesta de valor, incorporación de indicadores de medición, crecimiento e inversión y herramientas para el levantamiento de capital, entre otros. De ellos, finalmente 5 serán los ganadores que además recibirán un aporte de $60 millones.