En Israel, investigadores construyeron prototipo de cultivo de “lechuga de mar” en el estuario del río Alexander, en el mar Mediterráneo.
Un estudio de la Universidad de Tel Aviv mostró que la instalación de “granjas” de algas donde los cursos de agua dulce se mezclan con los océanos puede ayudar a reducir de manera “significativa” la contaminación con nitrógeno.
Según recordó el reporte, preparado junto a expertos de la Universidad de California en Berkeley, el nitrógeno es un fertilizante muy común en la agricultura, pero su uso tiene un alto “precio ambiental y económico” que las algas podrían contribuir a mitigar.
Una vez que el nitrógeno llega al océano, se dispersa aleatoriamente y daña varios ecosistemas, apuntaron los investigadores. Y, como resultado, las autoridades deben gastar una gran cantidad de dinero en reducir las concentraciones de ese elemento en el agua.
Como parte del experimento, los investigadores construyeron un gran prototipo de granja de algas marinas para el cultivo de una variedad de ulva (conocida como “lechuga de mar”) en el estuario del río Alexander, a unos cientos de metros del Mediterráneo, en el norte de Israel.
Los expertos dijeron que se eligió el río Alexander porque descarga nitrógeno contaminante de los campos y pueblos cercanos. Una vez instalada la granja, añadió el reporte, los datos del prototipo se recopilaron durante dos años.
“Nosotros estamos desarrollando tecnologías para el cultivo de algas marinas en el océano con el fin de compensar el carbono y extraer diversas sustancias, como proteínas y almidones, para ofrecer una alternativa marina a la producción agrícola terrestre”, contó el profesor Alexander Goldberg.
Resultados
A través de este experimento, continuó Goldberg, “demostramos que si las algas se cultivan según el modelo que desarrollamos, en los estuarios de los ríos, pueden absorber el nitrógeno para cumplir con los estándares ambientales, evitar su dispersión en el agua y neutralizar la contaminación”.
De esta manera, completó, “producimos una especie de ‘instalación de descontaminación natural’ con un valor ecológico y económico significativo, ya que las algas marinas se pueden vender como biomasa para uso humano”.
“El mundo entero avanza hacia la energía verde y las algas pueden ser una fuente importante” en ese proceso, resumió por su lado el profesor Alexander Liberzon, otro de los encargados del estudio.