En la Isla de Jeju, en Corea del Sur, se llevó a cabo, entre el 28 de abril y el 3 de mayo del presente año, el Simposio Internacional de...
En la Isla de Jeju, en Corea del Sur, se llevó a cabo, entre el 28 de abril y el 3 de mayo del presente año, el Simposio Internacional de Algas (ISS-2019). Este evento se celebra cada 3 años y, en esta ocasión, se celebró el número 23. Este evento, que congrega a académicos y a la industria, en esta ocasión se reunió bajo el lema titulado “Desde la Tradición a la innovación”, dando cuenta del alto interés que existe, en países orientales, por estos recursos y que son parte importante de su dieta cotidiana.
En este evento participaron más de 740 asistentes, que presentaron casi 650 trabajos de investigación científica, donde se destacaron perspectivas que van desde la capacidad de las algas, en cultivo, de aminorar los efectos del cambio climático, al secuestrar carbono del agua, hasta aspectos tecnológicos de cómo la industria está avanzando en la producción de algas y su procesamiento.
En este contexto, se debe destacar aquí que están surgiendo nuevas tendencias y que algunas de éstas se están moviendo rápidamente. Me pareció relevante ver cómo Europa se incorpora al mundo del cultivo de las algas, con fuertes inversiones en Ciencia y Tecnología.
Otro aspecto interesante, que parece comenzar a tener fuerza, es la incorporación de tecnologías avanzadas (uso de sensores y drones, desarrollo de embarcaciones especializadas, como ejemplos), en países con tradición en cultivo de algas que, como Indonesia, basaban su producción en sistemas de bajo costo, con escasa tecnología y mucha mano de obra, pero vendiendo productos a un valor relativamente bajo.
En tercer lugar, deseo también llamar la atención a que, luego de décadas de intensificación de la producción, en muchos países productores de algas, se aprecia un aumento de enfermedades y disminución del potencial productivo de las algas en cultivo, lo cual está moviendo a la industria y sus respectivos estados a tener que preocuparse e invertir en soluciones tecnológicas que requieren nuevas y mejores capacidades científicas.
Chile es un reconocido productor de algas pero, pese a existir algunas políticas de incentivos, debemos reconocer que la instalación de prácticas de agronomía marina aún son incipientes e insuficientes para poder promover, con mayor fuerza, esta industria. Parece claro que una industria acuícola basada solo en producción animal no es sustentable. Datos producidos a escala comercial en China están demostrando que el cultivo de algas genera efectos ambientales positivos, que permite que el componente animal de esta actividad productiva se logre estabilizar, por ejemplo: controlando el florecimiento de algas nocivas. Así, desde una perspectiva económica, social y ambiental, Chile requiere de generar los espacios para que el cultivo de algas sea una realidad y para ello requerimos emprendimiento e innovación.
Alejandro Buschmann
Centro i-mar y CeBiB
Universidad de Los Lagos
Puerto Montt
Edición 122
Revista Mundo Acuícola