Las colisiones con naves producto del alto tráfico pesquero en las aguas del sur de Chile y la Patagonia amenazan seriamente la vida de las ballenas azules que ocupan estas áreas para alimentarse. La alarma fue dada a través de un estudio llevado a cabo por académicos del Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas de la Universidad Austral, investigación que fue publicada este lunes en la web de la revista Nature.
Alarma fue dada a través de un estudio llevado a cabo por académicos del Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas de la Universidad Austral, investigación que fue publicada en la web de la revista Nature (BiobioChile.cl)
Las colisiones con naves producto del alto tráfico pesquero en las aguas del sur de Chile y la Patagonia amenazan seriamente la vida de las ballenas azules que ocupan estas áreas para alimentarse.
La alarma fue dada a través de un estudio llevado a cabo por académicos del Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas de la Universidad Austral, investigación que fue publicada este lunes en la web de la revista Nature.
En concreto, el trabajo busca definir áreas prioritarias para la conservación de la ballena azul e investigar la superposición de estas con el tráfico de embarcaciones.
De acuerdo al texto, los cetáceos deben convivir y sortear a casi mil naves que circulan diariamente por ese sector del país, de las cuales el 83% pertenece a la industria del salmón.
A juicio de Luis Bedriñana-Romano, autor del texto, los datos son “alarmantes”.
“Sabemos dónde están las ballenas, pero también sabemos que su población es muy baja en esta área. De hecho, según nuestra investigación, podrían ser entre 200 y 700 especímenes”, dijo el académico a diario The Guardian.
“Cualquier incidente de colisión que resulte en la muerte de estos animales representa una amenaza real a su conservación”, añadió.
Por su parte, Rodrigo Hucke-Gaete, coautor del estudio, explicó que cuando una ballena azul se alimenta invierte gran cantidad de energía en encontrar y consumir krill, enfocándose solo a ello.
“Observaciones de campo que hemos realizado indican que cuando las ballenas comen prácticamente solo ponen atención a esta actividad. Esto las hace más propensas a ser golpeadas por naves particularmente de noche, cuando, según otras investigaciones, tienden a estar más cerca de la superficie porque su comida va hacia allá”, comentó el especialista al periódico londinense.
Dentro de los resultados que obtuvieron, los investigadores señalaron que durante su periodo de seguimiento las ballenas tendieron a concentrarse en áreas costeras muy localizadas, donde “alta productividad ocurre cada primavera austral”.
“Los patrones de movimiento de la ballena azul coinciden con estudios previos sobre su distribución, destacando la importancia de las aguas costeras y reforzando nuestro conocimiento sobre la producción primaria y los frentes térmicos como importantes impulsores ambientales para el proceso de selección de hábitat de esta especie en la Patagonia norte de Chile”, concluyeron.
“Considerando áreas definidas de prioridad para la conservación de la ballena azul en el área, aquellas ubicadas en aguas interiores concentraron las mayores probabilidades que las ballenas interactúen con los barcos”, añadieron.
“Entre las flotas de barcos estudiadas, el tamaño incomparable de la flota acuícola indica que esto podría desempeñar un papel decisivo en la modulación de las posibles interacciones negativas entre barcos y ballenas en el norte de la Patagonia chilena. Los resultados de este estudio señalan claramente áreas específicas donde se necesitan acciones de manejo urgentes, especialmente considerando el número indeterminado de choques con embarcaciones y los niveles de exposición al ruido en la región”, cerraron.