El representante de la empresa, José Guzmán, sostuvo que demás de consolidarse en el sector salmonero, en el mercado de las aves y cerdos, Agrosuper está tercerizando la producción y...
El representante de la empresa, José Guzmán, sostuvo que demás de consolidarse en el sector salmonero, en el mercado de las aves y cerdos, Agrosuper está tercerizando la producción y comprando productos a otros países, además de realizar mejoras tecnológicas para aumentar la productividad. (El Mercurio).
Un pasito tras otro. José Guzmán, gerente general de Agrosuper, repite cuatro veces ese concepto durante la hora que duró esta entrevista, y recalca que aunque en algunas ocasiones la demanda global por sus productos supera a la oferta, prefieren no hacer una millonaria inversión en aumentar la producción. En cambio, han suplido la sobredemanda comprando pollo, cerdo o pavo en otros países, además de iniciar un plan piloto para tercerizar la producción en granjas de vecinos a sus operaciones y mejorar, vía tecnología, la productividad de sus instalaciones. Todavía falta por aprender de Freirina para dar el siguiente paso y construir una gran planta, dice.
Claro que eso no implica que hayan detenido las inversiones. De hecho, la empresa ligada a Gonzalo Vial anunció hace unos días la compra por US$ 229 millones de los activos de Salmones Friosur, Pisicultura Hornopirén y Salmones Frioaysén, ligados a la familia Del Río y la islandesa Grandi, adquisición que Agrosuper concretará a través de su filial Los Fiordos. «Desde fines de los 80 que estamos en los salmones. Durante muchos años le hemos buscado el lado a la industria del salmón, y siempre pensamos que para ser sustentable en el largo plazo, el negocio necesita una escala, un volumen. Hemos buscado eso por distintos medios en el tiempo y se dio una oportunidad en que un vecino nuestro puso en venta su empresa, y estuvimos interesados, la vimos, nos pareció muy bien, y aprovechamos la oportunidad para avanzar en una escala que nos haga globalmente competitivos», recalca José Guzmán en las oficinas de la casa matriz de Agrosuper, en Rancagua.
La transacción, que comprende la piscicultura en Hornopirén, 40 concesiones marítimas distribuidas en la región de Aysén, los activos destinados a la operación de producción, la respectiva biomasa y la continuidad laboral de los trabajadores vinculados a la operación, será financiada a través de «crédito bancario, (y también) tenemos la posibilidad de bonos y recursos generados por el negocio. En conjunto, con todas esas cosas, lo vamos a financiar», comenta.
Sobre nuevas adquisiciones que pudieran hacer en esta industria, Guzmán recalca que tienen un «horizonte de crecimiento interesante, con un moderado crecimiento orgánico, más este inorgánico. No estamos haciendo esto para estar en tal ranking o en otro, sino para alcanzar economías de escala», dice, y agrega que están conformes con el volumen actual, que se ajusta a sus proyecciones de crecimiento para los próximos cinco años.
Actualmente, Los Fiordos produce entre 60 y 70 mil toneladas WFE -vivas, no vendidas-, y si se suman las entre 20 y 23 mil toneladas de Friosur, podrían alcanzar un volumen de hasta 93 mil toneladas cuando el negocio esté en marcha, para lo que falta una serie de autorizaciones.
Sobre el estado de las regulaciones del sector, Guzmán cree que aún es perfectible. «La regulación sí ha contribuido a que se ordene en parte el sector, y como toda regulación, no es perfecta ni está escrita en piedra. Merece ciertas revisiones para que, manteniendo la sustentabilidad del negocio, la industria pueda organizarse de una forma en que sus costos sean competitivos con el mundo». Por lo mismo, apunta a que haya concesiones más grandes, lo que permitiría que se acerque a la escala en que producen los noruegos. «Hace tres años Noruega era mucho más barato para producir salmones que Chile. Hoy nos hemos acercado como industria», dice el ejecutivo, que lleva 18 años como gerente general de Agrosuper.
En cuanto a la posibilidad de abrir su filial salmonera en la bolsa de Noruega, como lo ha hecho Camanchaca, Guzmán lo descarta. «No está dentro de los planes por ahora. Somos más simples; por ahora no queremos abrirnos en bolsa ni en Chile ni en Noruega». De la misma forma, descarta que Agrosuper, como holding, se abra en bolsa.
El piloto con los vecinos y las compras a terceros
Pero la principal fortaleza de Agrosuper viene de la venta de pollo, cerdo y pavo, con marcas como Super Pollo, Super Cerdo, La Crianza, King y Sopraval. De hecho, el 80% de las ventas nacionales vinieron de esos productos, y a nivel internacional, esas mismas categorías abarcaron el 65,7% de las ventas del grupo en los 67 países donde comercializan alguno de ellos. A pesar de que no han abierto un mercado nuevo, explica Guzmán, sí se han expandido a nuevas ciudades, por ejemplo en China, país donde además están actuando como distribuidores directos a restaurantes, supermercados y hoteles, entre otros. Llegar a producir en el gigante asiático es algo descartado por el momento por el máximo ejecutivo.
Los principales destinos de exportación de Agrosuper son Estados Unidos y China, con el 21,6% y 14,7% de sus exportaciones, respectivamente. A pesar de la influencia que tienen en sus ingresos ambas potencias, una eventual guerra comercial no afectará a la firma chilena. «Hemos generado buenas redes de distribución en ambos países y abierto nuevas ciudades. No vemos un efecto para nosotros con este posible conflicto», responde Guzmán. «En el corto plazo, podría tener efectos en importaciones y exportaciones, pero en el largo plazo los mercados globales, al estar relacionados, tienden a equilibrarse», agrega.
Por este crecimiento, en algunos mercados y en casos puntuales, la oferta no ha alcanzado a ser abastecida con la producción de Chile, y han debido recurrir a la compra de carnes de otros productores. «En algunos mercados grandes nos ha faltado producto. Lo que hemos hecho es comprar productos que cumplan con un estándar de calidad en terceros países y enviarlos a un cuarto país. Compramos en Brasil, por ejemplo, para vender en México, o compramos en Brasil y vendemos en Chile y dejamos que el consumidor elija», cuenta Guzmán.
«La capacidad se está aumentando en Chile a través de mejoras tecnológicas, no de aumento de instalaciones. A los mismos sistemas les podemos meter más kilos», responde Guzmán, con lo que descarta que, al menos en el corto plazo, inviertan para incrementar la capacidad productiva. «No ha sido necesario, hasta ahora, dar un nuevo paso y aumentar de manera importante la capacidad de producción. Hemos podido satisfacer a los clientes, y las compras a terceros países han sido volúmenes marginales», añade.
Otra de las formas para hacer frente a la mayor demanda, particularmente en el mercado de los pollos, es un modelo de tercerización de la crianza de aves. «La empresa entrega los pollitos, los medicamentos, el alimento, la tecnología, y compra los pollos de vuelta», explica Guzmán. Llevan dos casos de ex trabajadores que han puesto su parcela, el banco les presta dinero gestionado por Agrosuper, construyen dos galpones y la compañía ofrece un contrato para recomprar los pollos. «Tiene un espíritu de una cooperativa, pero sin serlo», dice el ejecutivo. Y aunque es un proyecto piloto y único en la industria, espera que se replique en el mediano plazo.
«Freirina está profundamente dormido»
Aunque Agrosuper trabaja en dar vuelta la página, el episodio del plantel de cerdos ubicado en Freirina, Huasco, y que en 2012 cerraron luego de violentas protestas por los malos olores de la planta, sigue latente. «Necesitaría una semana entera para mostrarle todo lo que estamos haciendo. En la vida de una empresa uno tiene dos opciones frente a una catástrofe: me siento a llorar o me siento a aprender. Nosotros tomamos la segunda», dice.
«Cuando fuimos a Freirina, estábamos convencidos de que estábamos aplicando las mejores prácticas en 50 años de gestión de la empresa, desde la calidad de la infraestructura, lo medioambiental, nuestra relación con la comunidad. Y así y todo fallamos. Falló nuestro sistema de medio ambiente, produjimos una molestia muy grande a una comunidad con la que buscábamos asociarnos para toda la vida y, además, no fuimos capaces de resolverlo a tiempo. Nos falló la comunicación, la velocidad con que había que atender las inquietudes de los vecinos», dice Guzmán a casi seis años del caso.
-¿Hubo soberbia o falta de humildad en su relación con la comunidad?
«Pese a que no era nuestra intención, es posible que otras personas hayan pensado que nosotros éramos arrogantes».
Para hacer frente a esta contingencia, aplicaron un plan de inversiones en medio ambiente y relación con la comunidad en todas sus otras operaciones. Así, han invertido del orden de US$ 300 millones desde 2012 a la fecha, y el área de gestión con la comunidad tiene a 50 personas con dedicación exclusiva. «Los productores de cerdo en Estados Unidos gastan US$ 2 por cabeza en temas medioambientales. Nosotros gastamos US$ 12», dice Guzmán.
Asimismo, revela que en varias ocasiones, políticos y representantes de Freirina le han pedido que reabran la planta, pero Guzmán les responde que no. «Freirina está profundamente dormido», explica. «En Chile ha sido difícil invertir. Independiente del color político del gobierno, es necesario instaurar una política, una actitud, una cultura del diálogo», dice.
-Lleva 18 años como gerente general, ¿fue Freirina el período más doloroso para usted?
«Ha sido un período muy doloroso. No hago ranking de los períodos más dolorosos, pero este fue muy doloroso para todos; para mí en lo personal, para la familia propietaria, para el directorio. Yo vi las caras de las mujeres que trabajaban allá…».
-¿Por qué no renunció?
«Lo hice, pero no fue aceptada».
– ¿Y por qué se quedó?
«Porque era mi responsabilidad salir adelante. No exclusivamente mía, pero mi responsabilidad en el sentido de conducir un equipo que estaba pasando este problema».
«La capacidad se está aumentando en Chile a través de mejoras tecnológicas, no de aumento de instalaciones»
Caso Colusión: «Ese capítulo está cerrado. Me quedo con los aprendizajes».
A fines de 2011, la Fiscalía Nacional Económica (FNE) acusó a Agrosuper, Ariztía y Don Pollo ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) de haber integrado un cartel que controló las cuotas de producción de carne de pollo en el país al menos durante diez años. En octubre de 2015, la Corte Suprema confirmó el fallo del TDLC y condenó a Agrosuper y Ariztía a pagar cerca de US$ 23,3 millones a cada una. En el caso de Don Pollo, unos US$ 9,3 millones. Además, ordenó disolver la Asociación de Productores Avícolas (APA), gremio que, según el fallo, coordinó el funcionamiento del cartel.
«Ese capítulo está cerrado. Me quedo con los aprendizajes», responde José Guzmán al ser consultado por el tema.
-¿Qué aprendieron?
«Que independiente de lo mal que nos fue en los tribunales, porque fracasamos en nuestra defensa, en lo personal me queda la preocupación creciente que uno tiene que tener por la forma en que se comunica, en las actividades que se pueden y no se pueden hacer a nivel gremial, porque todo puede ser malinterpretado. Para evitar riesgos de que las cosas sean mal interpretadas, hay que actuar con una transparencia y una preocupación de la posible malinterpretación que puedan hacer hoy o en cinco años más de lo que uno está haciendo».
-¿Qué han hecho?
«Muchas cosas, capacitarnos desde el directorio hacia abajo, hemos cambiado las formas en que las personas se comunican y qué escriben, y qué dicen. En esencia no hacemos nada, pero además para que lo que hacemos no pueda ser malinterpretado en el futuro».
-¿Ustedes están convencidos de que todo el caso Colusión fue solo una malinterpretación?
«Sí, sin duda».
-¿Por qué crearon el nuevo gremio ExpoCarnes si el fallo del TDLC obligó a cerrar el anterior gremio (APA)?
«Porque Chile necesita un gremio para exportar carnes blancas. Nosotros exportamos US$ 1.000 millones y las autoridades de los países se entienden con gremios, no con empresas. En todas las industrias, en todos los países».
-¿No fue ir al filo del fallo crear el gremio?
«Así lo leyeron algunos desconfiados, que es muy distinto a la realidad. El mismo fallo reconoce explícitamente el derecho que tienen las empresas para formar otro gremio. Además, cuando se hace un gremio que decide promover la exportación de carnes blancas…».
-Y si este gremio se dedica a eso, ¿qué hacía el anterior?
«Promover toda la actividad en Chile. Hacía muchas cosas más, pero no vamos a entrar en la discusión de eso. ExpoCarnes tiene que velar para que los mercados estén abiertos, para que se cumplan los requisitos de los terceros países, para que se cumplan las regulaciones en Chile. Este gremio se hace frente al Ministerio de Economía, en forma transparente, y de cara a la sociedad. Estamos en un país libre y cada uno piensa lo que quiera…».
-Es que en sus palabras queda la sensación de que antes no era transparente y de cara a la sociedad, y ahora sí que sí…
«No, el anterior hacía las cosas bien, pero fue obligado a disolverse. El nuevo tiene otros jugadores y otros objetivos, y se tomaron todas las precauciones para que experiencias dolorosas como la anterior no pasen».