En el sureste de Perú, Mundo Acuícola visitó la zona de Puno, región fronteriza con Bolivia, que lidera el cultivo de trucha en el vecino país. Productores peruanos señalan que...
En el sureste de Perú, Mundo Acuícola visitó la zona de Puno, región fronteriza con Bolivia, que lidera el cultivo de trucha en el vecino país. Productores peruanos señalan que se hace altamente necesaria la adquisición de equipamiento para automatizar el ciclo productivo. Desde el sector estatal, sostienen que las principales brechas productivas se relacionan con la fuerte dependencia de las ovas, importadas para el inicio del proceso de cultivo con dicha especie.
Aprovechando una nueva participación en la Feria Expo Pesca & Acui Perú en Lima, capital peruana, Mundo Acuícola quiso dar un paso más allá y conocer la realidad de los cultivos de trucha en la región que concentra gran parte de las cosechas de esa especie en el país del Rímac, como lo es Puno. Se trata de una zona que, en los últimos años, se ha venido consolidando como líder en producción de trucha arcoíris Oncorhynchus mykiss, en Perú, dada la migración de productores de otras regiones por mejores condiciones para el cultivo y menores costos.
Esto, según lo da a conocer el documento “Puno, Sumario regional”, elaborado por el Ministerio de la Producción, en abril de 2016. Así, de menos de 4.000 toneladas de trucha, producidas el año 2007, hoy esa cifra se estima en cerca de 50.000, solo en esa región. Un crecimiento exponencial, que ha llamado la atención de empresas de servicios acuícolas chilenas, que han realizado giras y viajes de prospección a esa región peruana, fronteriza con Bolivia.
Al esfuerzo de empresas y emprendedores, en los últimos años se han sumado acciones concretas, por parte del Estado peruano, para promover la acuicultura. Un ejemplo de aquello es el Programa Nacional de Innovación en Pesca y Acuicultura (PNIPA), que se lanzó recientemente (en diciembre de 2017).
Mediante dicha iniciativa, las autoridades del sector pretenden ubicar a Perú, en el 2021, entre los tres primeros productores acuícolas de Latinoamérica. Para lograr aquello, el PNIPA cofinanciará cerca de 2.000 subproyectos en pesca y acuicultura, seleccionados a través de convocatorias públicas, a nivel nacional. De éstos, 261 serán proyectos de investigación y 1.723 proyectos de asistencia técnica y capacitación.
Según información obtenida en cuatro talleres macrorregionales y otros espacios, el PNIPA ya identificó líneas de investigación a priorizar, las que contarán con una bonificación en la evaluación, a nivel de perfil de subproyecto. Dentro de estas líneas priorizadas, se encuentra el manejo y cultivo de la trucha, como una forma de apoyar a los productores de esta especie en el país. Y, al ser Puno la mayor zona productora de trucha arcoíris en Perú, dicha área concentrará gran parte de las iniciativas enfocadas en el cultivo de dicho pez por parte del programa.
Un lago con historia
Lo primero que llama la atención al arribar a la ciudad de Puno, capital de la región homónima de Perú que colinda con Bolivia, es la presencia de la trucha en la carta gastronómica de gran parte de los restaurantes de esa urbe. De inmediato se nota que la ciudad guarda una estrecha relación con el lago Titicaca, el cuerpo de agua dulce navegable más alto del mundo. Ubicado a poco más de 3.800 metros sobre el nivel del mar, se dice que en sus orillas nació la cultura incaica. Según señalan los relatos que han plasmado la historia de los incas, en los alrededores del Titicaca –que, además, es el segundo lago más grande de Sudamérica. Manco Cápac y Mama Ocllo, fundaron el Imperio Inca y comenzaron su expansión, como cultura, hacia el Valle del Cusco y el resto de su territorio.
Actualmente, la zona es un importante polo turístico y comercial, dada su cercanía con Bolivia hacia el lado oriental, y con Cusco, hacia el Oeste. En cuanto a los cultivos de trucha, éstos se ubican focalizados por zonas y no son visibles desde la ciudad. Hay que tener en cuenta que la superficie del Lago Titicaca es de unos 8.372 km2, bastante extenso si se compara, por ejemplo, con el Lago Llanquihue, en Chile, de unos 860 km2.
Truchicultura en el Titicaca
Dada su amplia geografía, para llegar a los cultivos de trucha desde la ciudad de Puno se deben recorrer decenas de kilómetros en vehículo. En este caso, Mundo Acuícola se trasladó hasta el distrito de Pomata, ubicado a una hora de la capital regional, lugar donde se ubica uno de los dos centros de cultivo de la empresa Paola´s Trout, compañía que está inserta en el negocio desde el año 2012. La zona de Pomata es uno de los tres grandes polos de cultivo de trucha en el Lago Titicaca. En esa granja la firma cultiva truchas de hasta dos kilos de peso, aunque el foco principal de la compañía peruana es el tamaño entre medio kilo a kilo y medio.
En las instalaciones de Paola´s Trout se ubican 27 balsas jaula, de distintos tamaños, aunque el objetivo es aumentar la cantidad de jaulas. “Acá tenemos doce hectáreas concesionadas, aunque podemos solicitar seis más para cultivo. Y estamos utilizando solo entre un 30 a un 35% del área concesionada, por lo que podemos seguir creciendo el año 2018. La idea es llegar a un 60% de uso y el 2019 ya utilizar el 100% del área concesionada”, explica Isaías Roque, gerente y propietario de la firma, quien apunta a no solo comercializar la trucha, que produce en el mercado interno, sino que a expandir las ventas a otros países.
En cuanto a las jaulas que dispone en el centro de cultivo de Paola’s Trout, se encuentran estructuras de recepción de alevines de 3 por 3 metros, jaulas modulares de 10 por 10 metros, además de jaulas hexagonales, de 6 metros de diámetro y octogonales de 12 metros. Estas últimas son jaulas con capacidad de hasta 10 toneladas de biomasa.
Aunque el centro de Paola’s Trout cumple con toda la regulación acuícola peruana, actualmente, en la empresa, se están focalizando a certificar su producción a nivel internacional. El primer paso será la certificación BAP, para después ir avanzando a otras, que les permita llegar a diversos mercados. En cuanto al aspecto comercial, éste se presenta bastante promisorio para los productores peruanos, dada la alta demanda de producto libre de medicamentos a nivel global.
“Si bien tenemos bastante siembra, no aplicamos medicamentos. Muchos de los chilenos que vienen se sorprenden por eso. Si la trucha se muere, se muere. Obviamente, se trata de tener bajas las mortalidades, pero no tenemos ese problema”, explica Roque. Cuando hay enfermedades, éstas son de origen bacteriano, que se mantienen bajo control con dosis de mínimas de oxitetraciclina, pero en los estadíos tempranos del pez. “La ventaja que tenemos es que todavía el Lago Titicaca está subexplotado. La crianza se da en solo algunas zonas focalizadas y ésta es una de ellas”, agrega el gerente de Paola’s Trout.
Otra de las ventajas, que comentan en la empresa acuícola, es la ubicación de su centro de cultivo de Pomata. Se trata de una zona del lago muy abierta, con una buena circulación de las aguas, dada sus corrientes. “Acá podemos cultivar a densidades de entre 30 a 40 kilos, por metro cúbico, mientras que en otras zonas no podrías sobrepasar los 15 kilos, por metro cúbico”, sostiene Roque.
Intercambio con Chile
Una de las principales relaciones comerciales entre los truchicultores peruanos, con proveedores chilenos, se da en el rubro del alimento para peces. Al recorrer las instalaciones de Paola’s Trout es posible ver bolsas de alimento fabricado en Chile, lo cual da cuenta de compras cada vez más constantes de este insumo a compañías con plantas en el sur de nuestro país.
Si bien inicialmente había escepticismo por usar el alimento proveniente de Chile, dada la diferencia en el costo, comparado con uno elaborado en Perú, hoy los productores peruanos están cada vez más conscientes del beneficio en el ciclo productivo. “Un alimento chileno, que es más premium, cuesta unos US$5.500 dólares la tonelada, mientras que uno peruano bordea los US$3.700 dólares, más o menos. Pero al visitar una planta de alimento chilena, uno se da cuenta de la diferencia tecnológica con las plantas de acá”, comenta Luis Pardo Figueroa, ingeniero acuícola peruano, con pasantías y prácticas realizadas en las regiones salmoneras del sur de Chile.
Según complementa el especialista, para la trucha se ha aplicado mucha investigación en el desarrollo del alimento, lo que redunda en el factor de conversión. “Así, a largo plazo, sale mucho más rentable utilizar el alimento chileno, ya que te ahorra entre uno a dos meses de crecimiento del pez, dependiendo la talla que quieras comercializar. Ahí se ve un gran ahorro diario, al cosechar antes”, añade Pardo.
De acuerdo con su experiencia en el cultivo de trucha en Perú, el factor de conversión con el alimento peruano ronda 1.4, mientras que con el chileno 0.87, aproximadamente. “El único problema que tenemos es que la información que nos llega es aplicada a cultivos costeros chilenos y no a un tipo de crianza altoandina, como acá, donde tenemos factores ambientales diferentes”, indica el profesional, quien indica que las tablas que proveen los productores de alimento chilenos están basadas en factores que, para los productores peruanos, no son tan críticos.
“Acá en la sierra es más importante el tema oxígeno que el de la temperatura, por ejemplo, por lo que requerimos tablas basadas en aquello. El alimento de alta energía hay que saberlo usar, especialmente en el lago, que tiene un comportamiento bastante particular, con olas de hasta metro y medio. Pero también con períodos donde está muy tranquilo, con niveles de oxígeno muy bajos, por debajo de 5,5 miligramos por litro”, precisa Pardo.
Tendencia a cultivar peces de mayor tamaño
Tradicionalmente, las empresas acuícolas que cultivan trucha en el Lago Titicaca cosechan peces de tamaño pan size. No obstante, hoy se prevé una mayor demanda por truchas de mayor tamaño, por lo que los productores peruanos ven con buenos ojos esa opción, tanto en fresco como en congelado. Para ello, están evaluando instalar jaulas más grandes y ampliar sus centros de cultivo, aunque con mucha cautela. “A partir de 1,3 kilos, la trucha arcoíris es muy delicada. Para eso tendríamos que trabajar con la cepa Late de Dinamarca, que es de maduración tardía. Y, si tenemos mercados que están demandando truchas de mayor tamaño, hay que pensar seriamente en abastecerlos”, asevera Luis Pardo, quien además está asesorando a Paola’s Trout en la incorporación de tecnología a su proceso productivo.
“Nuestra intención es ir tecnificando el centro de Pomata, ya que está comprobado que la incorporación de tecnología permite bajar los costos y crecer en producción. Y con un mayor volumen de cultivo se puede disminuir costos el costo de producción de la trucha”, dice Luis Pardo. Actualmente, en Paola’s Trout no utilizan mayor equipamiento, aunque a partir del 2018 buscarán implementar el control de indicadores como la tasa de alimentación y el índice de crecimiento. “Si el resto de las granjas (centros de cultivo) comienza a implementar tecnología y el control de parámetros, hay mucho potencial para crecer”, señala Luis Pardo. Según comentan en Paola´s Trout, el tema de incorporar software a la producción será fundamental para el crecimiento acuícola que se avecina en Perú.
Aprovechando los residuos de la trucha
En la ciudad de Puno, pero en el Parque Industrial Salcedo, se ubica la empresa de la cual Luis Pardo Figueroa es gerente general. Se trata de Lago Verde, firma que, desde abril de 2017, comenzó a aprovechar los residuos que se obtienen tras el procesamiento de las truchas en plantas, con la finalidad de obtener aceite y proteína de alta calidad. Es un negocio relativamente nuevo en la zona de Puno, donde Lago Verde realiza el reproceso de vísceras y esquelones de los peces. “Nos encargamos del reaprovechamiento de los residuos de trucha en la zona de Puno. Recibimos vísceras tras el procesamiento de la trucha. En nuestra planta, convertimos los residuos en proteína hidrolizada y aceite hidrolizado. La idea es reutilizar esos desechos y evitar la contaminación ambiental”, puntualiza el ingeniero acuícola.
Se trata de un negocio incipiente en la zona de Puno. Aunque gran parte de la producción de trucha, de esa área, se exporta entera a Bolivia, cada día reciben una tonelada y media, aproximadamente, de vísceras de trucha. “Por eso tenemos una baja cantidad de residuos”, agrega Pardo. Según comenta el profesional, Puno produce unas 45 mil toneladas de trucha al año. De esa cifra, solo unas 1.500 a 2.000 toneladas son procesadas, ya que la gran parte está en formato entero.
La planta de Lago Verde recibe de forma diaria principalmente camiones con residuos de la empresa Piscifactorías de Los Andes, más conocida como Piscis. Allí realizan un proceso biológico, que consiste en agregar bacterias lácticas, al cual se le adiciona melaza, un poco de azúcar y ácido. Eso ayuda a que se estabilice el proceso de putrefacción y comience otro proceso de autodegradación. El gerente general de Lago Verde explica que de esa forma activan las mismas bacterias de la flora intestinal de la trucha, generando una autólisis.
“Por medio de ese proceso, se genera proteína y aceite. La proteína se vuelve líquida, al igual que la grasa. Se separan esas fases, se recupera el aceite y se almacena durante casi un mes en cilindros, donde se asienta gran parte de la proteína soluble, para posteriormente realizar el bombeo final al estanque de almacenamiento”, indica Pardo Figueroa. En el caso de la proteína, también se realiza el proceso de ensilaje. Luego, se separa la proteína y se deja un tiempo para que se termine de licuar, después se efectúa un proceso de colado y se almacena para su envío final a Lima. El aceite es sin refinar, con un alto contenido de ácidos grasos EPA y DHA (Omega 3). Los clientes de Lago Verde van desde empresas chilenas (Bioils) hasta firmas peruanas ubicadas en Lima.
A su vez, la proteína la comercializan a firmas productoras de fertilizantes que, a su vez, son aplicados en la industria vitivinícola. “Al parecer, el producto les está dando buenos resultados, ya que los clientes están solicitando el envío de mayor cantidad de proteína”, señala Luis Pardo, quien reconoce conversaciones con una firma chilena para ampliar y mejorar las instalaciones de su planta.
Creciendo junto a otros productores
A solo cuadras de la planta de Lago Verde se ubican las instalaciones de proceso de Piscifactorías de Los Andes, la empresa exportadora de trucha más antigua de Puno. Casi el 80% de producción va a mercados como Estados Unidos, Canadá, como principales destinos, además de la Unión Europea y Japón. La empresa tiene una trayectoria de 39 años en el rubro acuícola y su producción se concentra en el Lago Titicaca, donde posee una concesión con 10 módulos de jaulas industriales. “Nos concentramos en el tamaño pansize. A veces se presentan enfermedades estacionales, como la producida por Yersinia (Yersinia ruckeri), además de bajas de oxígeno, producto de los cambios de temperatura en el lago. En lo posible se trata de controlar las mortalidades con bajas densidades”, afirma Jesús Marín, subgerente de Producción de Piscifactorías de Los Andes.
Actualmente, la planta de Puno procesa entre 1.500 a 1.800 toneladas mensuales, aunque la firma también posee una planta de ahumados en Huancayo y una de maquila en Tacna. “Tenemos 120 personas en planta, que son mujeres, y 25 operarios en centro de cultivo. No tenemos máquinas en el proceso, el despinado es manual. En las jaulas tenemos equipamiento adquirido en Chile, además de seleccionadores de peces importados desde allá”, manifiesta Marín, agregando que la planta de Puno tiene capacidad para procesar 2.000 toneladas, por día. “Abastecemos a la empresa Lago Verde con restos orgánicos del proceso y es una excelente forma de aprovechar esos residuos”, dice sobre la alianza con la firma de Luis Pardo.
Uno de los aspectos que llama la atención de Piscis es que, a pesar de ser la mayor exportadora de trucha de la región de Puno, solo poseen un solo centro de cultivo. A pesar de eso, tienen la intención de seguir creciendo, tanto en procesamiento como en envíos al exterior. Y sin nuevas concesiones o cultivos propios. Su proyección se basa en un programa llamado Cadena Productiva, que se basa en conseguir productores de trucha que se alineen con las buenas prácticas que Piscis exige para obtener materia prima de calidad, y así ser ingresados como parte de su producción. “Actualmente tenemos 5 socios que nos proporcionan materia prima, supervisada por nuestros profesionales, quienes supervisan buenas prácticas para el logro de estándares aceptables para exportación”, declara Jesús Marín.
De acuerdo con lo expresado por el ejecutivo peruano, a futuro se pretende seguir incrementando dicha cadena, que cierra un ciclo de producción. “Muchas veces, el productor tiene materia prima, pero no un destino para ésta. Con nuestra empresa, los productores pueden cerrar su ciclo, con la comercialización de su producto”, precisa el subgerente de Producción de Piscis.
EL PNIPA y la innovación en la acuicultura
Tras recorrer centros y plantas de proceso de trucha en Puno, se hace evidente la necesidad de los productores por automatizar el ciclo de producción, además de una mayor asesoría técnica. Tal vez tomando en cuenta esas brechas, el Ministerio de la Producción de Perú, a través de su Viceministerio de Pesca y Acuicultura, lanzó, en diciembre de 2017, el Programa Nacional de Innovación en Pesca y Acuicultura (PNIPA), una iniciativa de inversión pública orientado a financiar proyectos de I+D+i. El programa tendrá una duración de cinco años y cuenta con un fondo de aproximadamente US$120 millones, de los cuales US$40 millones provienen de un préstamo del Banco Mundial (BM) y US$80 millones de recursos del Gobierno peruano.
La idea es ubicar, en el año 2021, a Perú, entre los tres primeros productores acuícolas en Latinoamérica. Así es como para el 2018 se destinará presupuesto de más de US$26 millones para financiar proyectos de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) en pesca y acuicultura. La finalidad es promover el desarrollo, de largo plazo, del sector, de manera sostenible e inclusiva. El propósito es promover la renovación del modelo de desarrollo pesquero y acuícola del Perú, hacia un patrón de acumulación, basado en el cultivo y en agregar valor a los recursos pesqueros.
Fabricio Flores Ysla, jefe de la Unidad de Innovación en Acuicultura del PNIPA, explica a Mundo Acuícola que el sector productor de truchas es uno de los focos de la iniciativa, por lo que, durante el 2017, se comenzó a trabajar en visualizar los principales obstáculos que hoy tiene el rubro, de cara a su crecimiento futuro.
– ¿Cuáles son las principales brechas productivas detectadas por el programa en el rubro truchícola de Perú?
Las principales brechas productivas detectadas, con relación al rubro truchícola, están referidas a la fuerte dependencia de las ovas importadas para el inicio del proceso de cultivo con dicha especie. Se evidencia una notable debilidad para producir ovas de calidad en el país, por lo que se recurre a fuentes externas. Uno de los aspectos resaltantes, en cuanto a brechas, tiene que ver con la eficiencia y productividad para obtener productos con estándares de calidad uniformes que sean competitivos en el mercado; y el otro aspecto es promover el buen manejo sanitario en los niveles de Acuicultura de Micro y Pequeña Empresa-AMYPE, que representan el 86% de la producción nacional.
– ¿De qué forma se pretende fortalecer la innovación en el sector productor de truchas de Perú en los próximos años?
A través de los subproyectos elegibles que cofinanciará el PNIPA, los cuales pueden ser Subproyectos de Investigación Aplicada y Desarrollo Experimental (SIADE), Subproyectos de Investigación Adaptativa (SIA), Subproyectos de Servicios de Extensión (SEREX), y Subproyectos de Fortalecimiento de Capacidades en Servicios de I&D+i (SFOCA), adicionalmente otra actividad que el PNIPA ha considerado, para fortalecer el sector truchícola, será a través del financiamiento de subproyectos al Organismo Nacional de Sanidad Pesquera-SANIPES y, en atención a la importancia que tiene la región Puno en la producción de trucha (83% de la producción nacional en el 2016). El PNIPA cuenta con la Oficina Macroregional VI: Sur Occidental, cuya sede se ubica en la ciudad de Puno, la misma que tiene entre sus funciones el fomento de la innovación y el fortalecimiento de sistemas regionales de innovación.
Pedro Barra Leníz
Edición N°115
Revista Mundo Acuícola