La investigación liderada por Gabriela Muñoz contribuye al desarrollo reciente que ha tenido la parasitología marina en Chile. (Mundo Acuicola). Solo un reducido grupo de científicos nacionales han enfocado sus...
La investigación liderada por Gabriela Muñoz contribuye al desarrollo reciente que ha tenido la parasitología marina en Chile. (Mundo Acuicola).
Solo un reducido grupo de científicos nacionales han enfocado sus líneas de investigación a la parasitofauna marina y el mayor desarrollo de ella se ha dado en las últimas cuatro décadas. Es en este escenario que los investigadores buscan reposicionar el estudio de estos ignorados pero vitales microorganismos.
“Siempre los parásitos están estigmatizados por ser ‘los malvados’ del ecosistema o de la salud de la especie. Por lo tanto, yo creo que la gente no los entiende”, sostiene la bióloga marina Gabriela Muñoz, directora del Laboratorio de Parasitología Marina de la Universidad de Valparaíso (UV).
La investigadora, quien además es académica de la Facultad de Ciencias del Mar y de Recursos Naturales UV, advierte que “hoy en día todos sabemos que los parásitos son bastante inocuos. Y en realidad presentan más utilidades que desventajas para todo el ecosistema”.
La doctora Muñoz, tras adjudicarse un proyecto INACh de tres años, lidera una investigación que busca identificar, cuantificar y establecer la relación parásito-hospedero y cómo estos microorganismos se insertan en la trama trófica del ecosistema marino de las zonas antártica y subantártica.
“Los parásitos nos sirven para entender el ecosistema. Son un elemento de estudio y una herramienta para poder aplicar en distintos estudios como la ecología o la fisiología de los peces o —incluso— la contaminación”, afirma.
Respecto a esta etapa de la investigación, la doctora Muñoz adelanta algunos de los hallazgos. “Hemos encontrado que la parasitofauna es bastante alta en los peces antárticos. Pero no solamente alta, sino también es muy abundante y diversa”, destaca.
Melissa Rebolledo, quien es egresada de Biología Marina y forma parte del equipo que está desarrollando el estudio en la UV, detalla el minucioso trabajo en el laboratorio: “En los peces más grandes hemos encontrado alrededor de 90 a 200 parásitos por hospedero. El ambiente del parásito se localiza en los diferentes órganos del pez, por ejemplo, en el recto, intestino, estomago e incluso en el corazón del pez hospedero”.
Por su parte, la estudiante de Biología Marina Fanny Cartes, ayudante del laboratorio, explica que al momento de disectar las muestras, para luego recolectar los parásitos, lo más importante es la técnica, pero también se requiere de bastante paciencia y buen pulso.
“En un pez de 16 centímetros, por ejemplo, al investigador le puede tomar todo un día cuando no se tiene la técnica, pero cuando ya se ha adquirido cierta destreza uno se puede demorar dos horas, aproximadamente. De todas maneras, es un trabajo largo”, aclara.
Tal como lo afirmaron las investigadoras, los parásitos son piezas fundamentales en el ambiente marino, porque desempeñan funciones claves en los ecosistemas. Identificarlos y analizar su comportamiento y capacidad de adaptación e interacción en la cadena trófica, en las condiciones extremas que ofrece una de las zonas más australes del mundo, es parte de los objetivos de la investigación.