Es crucial destacar que la calidad del agua no solo impacta la salud de los peces, sino también la viabilidad económica de las operaciones acuícolas.
Desde los inicios de la producción de salmón en agua dulce, la calidad del agua ha sido identificada como un factor crítico para asegurar el bienestar y la salud de los peces, particularmente en la etapa del smolt, un periodo crucial en el ciclo de vida de los salmones (NIVA, 2016).
Con el paso del tiempo, la calidad del agua ha ganado protagonismo en la agenda regulatoria y en la conciencia de los productores. No se trata solo de mantener a los peces vivos, sino de garantizar que crezcan en condiciones óptimas, lo que les permite resistir mejor el estrés y las enfermedades una vez que son transferidos al mar. En este sentido, el monitoreo constante y la mejora continua de la calidad del agua se han convertido en prácticas indispensables para lograr una producción sostenible y competitiva.
Es crucial destacar que la calidad del agua no solo impacta la salud de los peces, sino también la viabilidad económica de las operaciones acuícolas. Un smolt robusto y saludable es menos propenso a enfermarse, lo que se traduce en menores costos de tratamiento y mayor productividad.
Por ello, para las empresas productoras es fundamental mantener una óptima calidad del agua en sus pisciculturas y centros de engorda en mar. En el clúster salmonero, diversas empresas e instituciones no solo ofrecen servicios, sino que también realizan investigaciones científicas para identificar nuevas variables y aspectos determinantes.
CIBA
El Dr. Marcos Godoy, Director del Centro de Investigaciones Biológicas Aplicadas (CIBA) y académico e investigador en la Facultad de Ciencias de la Naturaleza de la Universidad San Sebastián, Sede Patagonia, destaca la importancia de estos sistemas y cómo su implementación es fundamental para la industria. Según el Dr. Godoy, «los sistemas de recirculación (RAS) han surgido de una manera muy importante en el sector salmonicultor. «Por un lado estos sistemas buscan incrementar la eficiencia en el uso del agua reduciendo la huella ambiental al reciclar y purificar el agua dentro del sistema lo cual es crucial en áreas con recursos hídricos limitados o con restricciones regulatorias. Además el control ambiental que ofrecen permite optimizar condiciones como la temperatura, el oxígeno disuelto y la calidad del agua, lo que reduce el riesgo de enfermedades y mejora la salud y el bienestar general de los peces.»
El enfoque de CIBA en esta área se centra en la calidad del agua, un aspecto crucial dado que en los sistemas de recirculación el agua se reutiliza constantemente, lo que hace que las variables físico-químicas se vuelvan críticas. «El control de la calidad del agua se convierte en un elemento fundamental en estos sistemas ya que cualquier desviación en estas variables en cultivos intensivos puede tener un impacto significativo.», explica el Dr. Godoy.
CIBA ha abordado este desafío desde varias perspectivas. Una de las principales contribuciones ha sido la investigación sobre el microbioma de los biofiltros, un componente esencial en los sistemas RAS. «El biofiltro es como el corazón de los sistemas de recirculación», afirma el Dr. Godoy. «Hemos determinado cómo se recoloniza el biofiltro en los sistemas de recirculación después de un ‘knockout’ o desinfección y hemos estudiado cuáles son las variables físico-químicas del agua que favorecen su desarrollo.»
Además de caracterizar el microbioma, CIBA ha investigado la relación entre las fluctuaciones de salinidad y la funcionalidad del biofiltro, descubriendo que cambios significativos en la salinidad pueden alterar la flora bacteriana, lo que impacta directamente en la eficacia del sistema. «En este contexto se ha determinado que las variaciones en la salinidad pueden tener un impacto en la recolonización, desarrollo y mantenimiento de la microbiota del biofiltro, advierte el Dr. Godoy. Este hallazgo subraya la complejidad de los sistemas RAS y la necesidad de un manejo preciso de los parámetros de calidad del agua.»
Otro aspecto clave en la investigación de CIBA ha sido la evaluación de los biofiltros como posibles reservorios de patógenos. A través de estudios específicos, como el análisis de la presencia de Aeromonas en pisciculturas afectadas por brotes de Furunculosis, se ha encontrado que «cuando hay un brote de un patógeno, específicamente de Aeromona Salmonicida, podemos encontrar la Aeromona en los peces, podemos encontrar la Aeromona en el agua, podemos encontrar la Aeromona en la superficie de los estanques, pero curiosamente es poco probable la detección de la Aeromona específicamente en el biofiltro». Esta investigación ofrece nuevas perspectivas sobre la seguridad y eficiencia de los sistemas de recirculación en la salmonicultura.
El aporte de CIBA no se limita a la investigación básica, sino que también ofrece servicios de carácter aplicado a la industria. «Nosotros damos el servicio de caracterización de microbiomas del biofiltro y en ese contexto lo que nosotros hacemos y lo que nos han pedido algunas compañías es saber en qué estado del ciclo de desarrollo y de maduración del biofiltro se encuentra», menciona el Dr. Godoy. Este tipo de servicios emergentes es cada vez más solicitado por la industria, que busca optimizar sus sistemas de recirculación para asegurar la salud y bienestar de los peces.
En relación con la prevención y manejo de enfermedades, CIBA también ha profundizado en la relación entre la calidad del agua y la aparición de patologías, tanto infecciosas como no infecciosas. «Por otro lado, la presentación e impacto de enfermedades infecciosas también están influenciados por la calidad del agua ya que cambios en los parámetros físico-químicos pueden alterar
la susceptibilidad de los peces a infecciones y afectar la eficacia de los tratamientos.», destaca el Dr. Godoy. Patologías no
infecciosas, como la Nefrocalcinosis o la enfermedad de la burbuja, están directamente relacionadas con desviaciones en parámetros como el CO2 o el nitrógeno, lo que resalta la importancia de un monitoreo constante y preciso de la calidad del agua en los sistemas de recirculación.
Finalmente, el Dr. Godoy subraya la necesidad de un enfoque multidisciplinario para abordar los desafíos que presenta la salmonicultura moderna. «Es muy relevante que estos problemas se aborden de manera multidisciplinaria porque se requiere un conocimiento muy específico de la química y física del agua, así como de los proveedores de sistemas en temas de ingeniería. Además, es fundamental trabajar en conjunto con el productor que tiene un profundo conocimiento en la operación y funcionamiento de los sistemas y finalmente considerar la intervención médico-veterinaria.» concluye.