La actividad se enmarcó dentro del Acuerdo de Colaboración entre la Asociación de Salmonicultores de Magallanes y Elanco Animal Health.
“Bienestar Animal (BA) en Investigación & Desarrollo y generalidades de BA en Acuicultura”, se tituló la charla-taller que dictó este miércoles 3 de julio Roberto Martin, AW Officer Elanco Animal Health, en la Universidad de Magallanes (UMAG), en Punta Arenas.
La actividad –que forma parte de las acciones para fortalecer la relación con la academia que está desarrollando la Asociación de Salmonicultores de Magallanes y Elanco Animal Health, a través del Acuerdo de Colaboración que ambas organizaciones mantienen– convocó a estudiantes y docentes de la comunidad universitaria.
La directora del Departamento de Ciencias y Recursos Naturales de la UMAG, Dra. Bibiana Jara, agradeció la exhaustiva presentación de Roberto Martin, destacando la relevancia de la temática, tanto para alumnos de pre y postgrado, como para los investigadores y académicos que realizan estudios trabajando con animales.
“Contar con los conocimientos, además de practicar las enseñanzas y normativas para el bienestar animal durante la investigación, es una herramienta necesaria para diversas carreras y proyectos de la universidad. Por eso, esta charla-taller despertó tanto interés y motivó la participación de estudiantes de pregrado de la Facultad de Ciencias y Ciencias de la Salud, alumnos de postgrado y académicos e investigadores que forman parte de nuestra casa de estudios superiores”, explicó la Dra. Jara.
Por su parte, Roberto Martin manifestó que en Elanco Animal Health “siempre estaremos disponible para aportar con conocimientos y experiencias en la formación de estudiantes, académicos y futuros profesionales vinculados a la acuicultura, la innovación y la ciencia”.
DIVERSOS ÁNGULOS DEL BIENESTAR ANIMAL
Durante su intervención, el profesional se refirió a las directrices que guían a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) sobre el bienestar de los animales terrestres, que incluyen cinco libertades ampliamente reconocidas desde 1965. Éstas describen las expectativas de la sociedad respecto de las condiciones en las que deben permanecer los animales cuando están bajo control humano: libres de hambre, desnutrición y sed; libres de miedo y angustia; libres de estrés e incomodidad física; libres de dolor, lesiones y enfermedad; y libres de expresar patrones normales de comportamiento.
Explicó que, en el caso de los peces, la OMSA ha elaborado normas internacionales para el bienestar de las especies de cultivo (excluidas las ornamentales) en el Código Acuático y aboga por el uso de «métodos de manipulación adecuados a las características biológicas de los peces y un entorno apropiado para satisfacer sus necesidades».
En materia de I+D, el experto recordó que el trabajo con animales en la investigación es un privilegio otorgado por la sociedad a la comunidad investigadora con la expectativa de que se generen nuevos y significativos conocimientos, y que los resultados de los estudios conduzcan a una mejora en el bienestar humano y/o animal. Adicionalmente, el trabajo en investigación debe ser siempre conducido mediante el principio de las 3 Rs (reemplazar, reducir y refinar), bajo los cuidados necesarios y dentro de un marco ético.
Indicó que en nuestro país no existe regulación específica para la utilización de animales en ciencia, investigación y enseñanza, sino que únicamente inclusiones generales en leyes de protección animal (N°20.380), además del código penal y otras normativas como de: tenencia responsable, áreas protegidas, asociadas a especies hidrobiológicas, y de especies en riesgo. A ello se suma el funcionamiento de comités institucionales de cuidado y uso de animales (CICUAs) para fines de evaluación/aprobación, cumplimiento ético y de publicación científica a cargo del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. También figuran los Lineamientos Bioéticos para la Investigación en Animales, definidos por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID).
APLICACIÓN EN ACUICULTURA
En lo que respecta a la evaluación del bienestar animal en peces, el especialista sostuvo que tiene una serie de desafíos, considerando que hay gran diversidad de especies; no es fácil mirar bajo el agua y los peces no vocalizan ni tienen expresión facial. “Por lo tanto –dijo– se debe realizar una evaluación , basada en signos visibles e indicadores. Además, la hipoxia, dolor y estrés son muchas veces difíciles de detectar, observar y evaluar en su dimensión real. Considerando que se trata de animales de sangre fría, la temperatura, el pulso y la respiración no son indicadores clínicos aplicables. A esto se añade otra dificultad, como es la alta variabilidad de escenarios y difícil estandarización”.
Al referirse a la aplicación de las cinco libertades descritas por la OMSA, Roberto Martin indicó que también aplican al cultivo de peces y consideran factores tales como alimentación con dietas de alta calidad; diseño de estanques/jaulas protegidos y cómodos; temperatura y calidad del agua/salinidad adecuadas; prevención, diagnósticos y tratamientos oportunos; y minimización del estrés, entre otros aspectos, teniendo siempre presentes las diferencias y requerimientos por especie.
Agregó que resulta fundamental revisar los parámetros ambientales y de condiciones de mantención/cultivo de los peces, donde interactúan indicadores que inciden directamente en el BA, tales como la nutrición, densidad, los manejos y la salud, además de otros indicadores indirectos abióticos, como temperatura, salinidad, oxígeno, corrientes y luminosidad. Junto con ello, se deben revisar los procedimientos a los cuales los peces son sometidos y definir indicadores operacionales de bienestar, para lograr evaluar las condiciones de cultivo brindadas.
Para finalizar, Martin enfatizó que en la actualidad “no podemos dejar de incorporar el bienestar animal, concepto que nos invita y nos motiva a establecer mejoras desde un punto de vista de las necesidades de los animales y el respeto hacia ellos. Un manejo sustentable pasa por la implementación de buenas prácticas de bienestar y la mejora en los estándares y en las condiciones de cultivo, factores que finalmente tienen un impacto positivo en la eficiencia, la producción y el valor agregado”, concluyó.