Los mecanismos exactos detrás de cómo los Omega-3 pueden influir en las alergias alimenticias aún están siendo investigados.
Las enfermedades gastrointestinales suelen estar asociadas a problemas con la alimentación o alguna enfermedad de base. Entre ellas, una afección que en la actualidad preocupa a las personas es la alergia alimentaria, una reacción del sistema inmunitario que se presenta poco después de haber ingerido un determinado alimento, desencadenando síntomas, como problemas digestivos, urticaria o inflamación de las vías respiratorias.
Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se estima que la alergia alimentaria afecta al 8% de los niños menores de cinco años y hasta al 4% de los adultos. Siendo siete los principales alimentos responsables del 90% de estas reacciones: la leche de vaca, cereales, crustáceos, frutos secos, soya, maní y huevos.
Al respecto, María Trinidad Forteza, nutricionista colaboradora de Orizon Seafood, explica que «Se ha observado un desequilibrio en la ingesta de grasas saludables en la dieta occidental, la cual se caracteriza por ser rica en grasas Omega 6, mayormente provenientes de aceites vegetales como los de soja, maíz, girasol y cártamo. Este patrón alimenticio, combinado con el consumo frecuente de alimentos altos en grasas saturadas, azúcares, bebidas endulzadas, repostería, frituras y embutidos, podría estar vinculado con un aumento en la incidencia de alergias alimentarias».
Si bien las investigaciones siguen en curso para profundizar en la comprensión de estas condiciones, existen resultados prometedores sobre el papel del Omega-3 en el manejo y prevención de las alergias alimentarias, tanto en la dieta de adultos, materna e infantil.
“Aumentar la proporción de Omega-3 puede reducir el riesgo de varias enfermedades crónicas relacionadas con el sistema inmunológico, como las alergias alimentarias. Lo anterior se debe a que estos ácidos grasos tienen propiedades antiinflamatorias, siendo esenciales en la respuesta alérgica. Por el contrario, los Omega-6 tienden a tener un efecto proinflamatorio, lo que puede favorecer tanto la respuesta inmune exagerada como el desarrollo de alergias. Mantener un equilibrio en la ingesta de estos ácidos grasos puede ser beneficioso para mitigar los síntomas alérgicos y promover la salud inmunológica.”, agrega la nutricionista.
Los mecanismos exactos detrás de cómo los Omega-3 pueden influir en las alergias alimenticias aún están siendo investigados. Sin embargo, se cree que su capacidad para modular la inflamación y regular la respuesta inmune desempeñaría un papel crucial, afectando la composición del microbiota intestinal, lo que también podría influir en la susceptibilidad a estos padecimientos.
Si crees que sufres de alergias alimentarias, es importante hablar con un médico antes de tomar suplementos de Omega-3. Sin embargo, se recomienda aumentar el consumo de alimentos tales como pescados grasos como el jurel o el salmón, al igual que en frutos secos, como las nueces y las semillas de linaza.