Líderes de organizaciones de pesca artesanal y representantes del sector público y privado se reunieron en el encuentro organizado por CREO Antofagasta y el programa Caletas Sustentables de Fundación Chile.
Dejar de darle la espalda al mar, en una región eminentemente minera, fue el llamado del encuentro “Caletas Sustentables, Oportunidades en las Comunidades Costeras”, realizado en el Muelle Histórico de Antofagasta y organizado por CREO Antofagasta y el programa Caletas Sustentables de Fundación Chile.
En el evento se expusieron las experiencias de organizaciones de pescadores artesanales apoyadas por el programa Caletas Sustentables en otras regiones del país y se analizó el potencial que representan temas como el carbono azul asociados a praderas de algas, la reutilización de los residuos de la pesca artesanal, la reducción de los desechos plásticos, la APE (acuicultura de pequeña escala) en áreas de manejo y el fortalecimiento de la cadena de valor para los productos pesqueros, entre otras posibilidades de desarrollo para las comunidades costeras.
El Gobernador Regional de Antofagasta, Ricardo Díaz, dio las palabras de bienvenida al encuentro, manifestando el propósito de diversificar la matriz económica de la región: “En la estrategia de innovación del Gobierno Regional, se plantea que hay distintas vocaciones en esta región y que tenemos que ser capaces de irlas descubriendo y potenciando”. Indicó que “tenemos que dejar de mirar solo hacia la minería”, agradeciendo toda la ayuda “que permita a los territorios desarrollarse, mientras seguimos en este impulso de darle más valor a nuestra zona costera”.
En tanto, el presidente ejecutivo de Fundación Chile (FCh), Pablo Zamora, señaló: “tenemos un país con una costa muy extensa y, si consideramos el maritorio, el 80% de Chile es sólo mar, y no hemos tenido la capacidad como país de mirarlo con la suficiente atención”, enfatizando que no darles la misma importancia a los pescadores que a los agricultores “es un error estratégico”, de cara a un futuro en que la pesca y la acuicultura serán fundamentales para la seguridad alimentaria, de acuerdo con la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).
Carbono azul para mitigar el cambio climático
Dentro del panel “Resiliencia costera y el rol de la empresa privada”, moderado por Hernán Araneda, gerente general de Fundación Chile, se analizó la posibilidad que representa el carbono azul para nuestro país. Carlos Tapia, director del Centro de Estudios de Sistemas Sociales (CESSO), explicó que las praderas de algas “capturan” carbono de la atmósfera, principalmente asociado al fondo marino, “haciendo una contribución a la mitigación del cambio climático”. Por lo tanto, indicó que “si los bosques de algas en Chile se reconocen o certifican como ecosistemas de carbono azul, todo ese carbono que se está capturando podría ser incorporado al mercado de los bonos de carbono azul”.
Por su parte, Marco Soto, asesor de la Corporación Norte Pesquero, se refirió a la aplicación de iniciativas de economía circular en las caletas: “Los propios pescadores artesanales están preocupados de reducir los desechos que producen. Ellos saben del cambio climático y que los recursos pesqueros están en su mayoría sobre explotados”, sostuvo, comentando que se hizo un diagnóstico de la situación de los residuos en caletas del norte del país, para establecer un plan de manejo regional y un proyecto de planta para la elaboración de alimentos de mascota con esos desechos que hoy terminan en rellenos sanitarios o en el mar.
Asimismo, Claudia Razeto, directora del programa Caletas Sustentables, subrayó la importancia del compromiso del sector privado, dado que “todos tenemos un impacto en el mar”. En el panel se refirió al desafío de la contaminación por plásticos. “Se estima que, para el 2030, habrá más plásticos que peces en el mar”, citando el trabajo realizado para reducir estos desechos por parte del Pacto Chileno de los Plásticos (PCP), liderado por Fundación Chile y el Ministerio del Medio Ambiente.
Gonzalo Lazo, fundador de Waterman Chile, anunció que firmaron un convenio con la fundación europea Finnova, “para acelerar proyectos y emprendimientos vinculados al océano de adaptación al cambio climático”, instando a aprovechar la infraestructura de la caleta en otras actividades diferentes a la pesca.
“Sí se puede”
“Todos sabemos por lo que está pasando la pesca artesanal hoy en día, pero quiero decir que sí se puede”, señaló Germán Martínez, presidente de la Agrupación Social Jaiberos de San Antonio, alentando a los pescadores artesanales a diversificar y agregar valor a sus recursos, relatando su experiencia con la implementación de una planta de procesos, “donde Fundación Chile nos dio un gran empujón y no nos ha dejado solos”.
El panel “Relevancia de la sustentabilidad de la pesca artesanal” dio el espacio para compartir otras experiencias de caletas que fueron parte de las doce iniciativas apoyadas por el programa Caletas Sustentables de FCh: Caleta Duao (región del Maule) y Chungungo (región de Coquimbo).
También integró el panel el investigador del Centro de Bioinnovación de la Universidad de Antofagasta, Fernando Valenzuela, quien apuntó al desafío de “renovar las generaciones en la pesca artesanal”, incentivando a los jóvenes “para que no se vayan a la gran minería y elijan conservar el patrimonio cultural que representa esta actividad”, aludiendo al “cambio de paradigma” hacia la conservación y el desarrollo de la Acuicultura de Pequeña Escala (APE).
El potencial de la acuicultura en el norte de Chile fue analizado por Daniel Arriagada, jefe de I+D Moluscos del Centro Acuícola Tongoy de FCh, quien abordó la oportunidad que representan la corvina, especie nativa cuya tecnología de cultivo está validada; en moluscos, el ostión del norte y la ostra japonesa, y en algas, el huiro.
600 km de costa antofagastina
Las palabras de cierre estuvieron a cargo de Hernán Araneda, de FCh, y Nicolás Sepúlveda, director ejecutivo de CREO Antofagasta.
Araneda subrayó el valor de trabajar colaborativamente: “Como institución creemos que no hay mejor forma de hacerlo que reunir a los involucrados y que compartan lo que ha funcionado y lo que no”.
Finalmente, Nicolás Sepúlveda detalló que “la región de Antofagasta tiene más de 600 km de costa, 24 caletas, con sectores muy sorprendentes”, enfatizando que, a veinte km de Antofagasta, hay un aeropuerto internacional, lo que facilita las posibilidades de exportar.
“La idea es poder profundizar conocimientos, trabajar con los grupos de pescadores, compartir experiencias de otras caletas para potenciar esta actividad, que no solamente es productiva, también es cultural, tradicional, y permite aprovechar esta costa, pero de una manera responsable y sustentable”, concluyó Sepúlveda.