La industria del salmón, como todas las demás actividades productivas del país, que involucran numerosa mano de obra, no podía estar ajena a los dramáticos embates y consecuencias de la pandemia que asola a la humanidad.
La industria del salmón, como todas las demás actividades productivas del país, que involucran numerosa mano de obra, no podía estar ajena a los dramáticos embates y consecuencias de la pandemia que asola a la humanidad. Los casi 27 mil muertos que habrá cobrado el Covid-19 en Chile al momento de leer esta columna, se seguirá incrementando a razón de un nuevo fallecido cada 15 minutos, aún así, seguimos copiando y pegando protocolos sanitarios que surgieron en un ya lejano inicio, hace más de un año atrás, donde la información del diminuto enemigo a enfrentar era escasa y había urgencia de reaccionar con prontitud.
Los casi 27 mil muertos que habrá cobrado el Covid-19 en Chile al momento de leer esta columna, se seguirá incrementando a razón de un nuevo fallecido cada 15 minutos, aún así, seguimos copiando y pegando protocolos sanitarios que surgieron en un ya lejano inicio, hace más de un año atrás, donde la información del diminuto enemigo a enfrentar era escasa y había urgencia de reaccionar con prontitud.
La suma de todo lo anterior hizo que los laboratorios y fabricantes de fármacos vieran, ante este escenario, una excelente oportunidad de negocio para potenciar desinfectantes de amplio espectro, de fácil fabricación y de interesantes márgenes de ganancias. Los medios, a través de sus permanentes noticieros, sirvieron de trampolín para catapultar y potenciar en el inconsciente colectivo nacional, un nombre que la masa de ciudadanos jamás había escuchado antes, ni mucho menos haberlo mencionado con la familiaridad actual. Hoy, no existe chileno o extranjero que habite en Chile que no haya recomendado, comprado, usado o simplemente hablado de las bondades del “amonio cuaternario”, la cura contra el Covid-19, como ya tenemos muy bien internalizado como lección aprendida por la incesante presión de las comunicaciones y de nuestra propia comodidad e incapacidad de cuestionarnos las inmensas oleadas de información con que se nos inunda a diario. Así, el amonio cuaternario nos dio por mucho tiempo esa (falsa) sensación de seguridad para la tranquilidad de creer que hacíamos todo lo posible por protegernos a nosotros mismos, a nuestras familias y a nuestros empleados.
Hoy en día, existe cada vez más evidencia científica, que los Comités Sanitarios de la industria del salmón tienen la obligación de conocer, sobre las limitaciones y contra indicaciones que existen en el uso frecuente de amonios cuaternarios en la desinfección de espacios de uso frecuente por el personal.
Un claro ejemplo de ello es el estudio desarrollado en el Laboratorio de Investigación de Agentes Antibacterianos de la Universidad de Concepción, donde la Dra. Helia Bello, Bioquímica y Doctora en Ciencias Biológicas afirmó que “se pudo demostrar la presencia de genes que les permiten a las bacterias resistir los compuestos de los amonios cuaternarios y en esos mismos elementos genéticos, están localizados los genes de resistencia a los antibióticos”. Es decir, esto provoca una presión selectiva que abre la posibilidad de que usando un compuesto desinfectante (amonio cuaternario) estemos co-seleccionando simultáneamente bacterias resistentes a los antibióticos, obteniendo un efecto totalmente contrario al buscado.
Adicionalmente, las acciones en exceso de limpieza y desinfección con amonio cuaternario actúan solo sobre superficies y son de efectividad relativa, y riesgos colaterales al medioambiente y a la salud humana. Así lo concluyó un estudio nacional para la Investigación Colaborativa en Resistencia Antimicrobiana del prestigioso Núcleo Milenio. “En consecuencia, tiene un abanico de secuelas sobre la salud. Irritaciones en la piel, si hay contacto directo con ella. E incluso, quemaduras al interior del organismo”, concluyó el Dr. Juan Carlos Araya, Químico y Docente de la Universidad Central.
Para mayor abundamiento, el Dr. Nicolás Muena, Virólogo de la Fundación Ciencia y Vida, haciendo alusión a la desinfección de superficies con amonio cuaternario, es tajante en señalar que “Al evaporizar este compuesto con sprays, puede generar irritación en la piel, los ojos y también en las vías respiratorias. De manera que no se recomienda realizarlo por spray, rosearlo en el aire o espacios abiertos porque es poco efectivo”. Cada vez tenemos más evidencia científica para alejarnos de procesos de desinfección recurrentes con amonio cuaternario. Algo similar ya lo vivimos en la industria en la lucha contra el Caligus, donde los baños para la eliminación de este ectoparásito aumentaban en frecuencia y en concentración de químicos debido a su constante resistencia a éstos.
Afortunadamente, esta lucha es de largo aliento y aún existen soluciones más eficientes, más inocuas para la salud humana, más amigables con el medioambiente, totalmente naturales y de fácil aplicación que están dando esperanzadores resultados como ocurre con el ozono, del cual informaremos en el próximo número.
Por :
Rodolfo Infante Espineira, MSc
Gerente técnico
Happy Fish Spa
Revista digital Mundo Acuícola
Edición 130
https://revista.mundoacuicola.cl/130/#pag-0
Abril 2021