Entidades laboraron el estudio de Acción Climática y Huella Ambiental del Sector Exportador Agroalimentario.
El estudio contempló un total 22 reuniones, en donde participaron 85 representantes de instituciones públicas y privadas. Participaron 31 gremios, que representan los subsectores de: pesca y acuicultura, vitivinícola, carnes, frutas frescas, alimentos procesados, apícola, frutos secos y deshidratados, lácteos, pisco, entre otros. Adicionalmente, participaron representantes de las oficinas regionales de ProChile de 9 regiones y agregadurías agrícolas de 7 mercados internacionales.
Con la misión de seguir contribuyendo al desarrollo sostenible del país, ProChile y Odepa, junto a la consultora chilena Regenerativa, elaboraron el estudio de Acción Climática y Huella Ambiental del Sector Exportador Agroalimentario. El estudio tuvo el objetivo de identificar los esfuerzos que se encuentra realizando las empresas chilenas para afrontar el cambio climático, reducir sus emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) y demostrar el compromiso del sector con la sostenibilidad, contribuyendo al posicionamiento de Chile como un socio comercial responsable en este tema.
En ese sentido, la implementación de la medición como base de una correcta gestión de las emisiones de carbono es aún lenta. Entre las 50 empresas del sector que fueron encuestadas, se observó que solo un 30% de éstas realiza la medición de su huella de carbono.
“Las empresas que realizan estimación de huella de carbono son generalmente las de mayor tamaño, por lo que aún falta incorporar a la gran mayoría de empresas que conforman cada subsector a la cuantificación, sobre todo a las pequeñas y medianas que requieren de un mayor apoyo para poder realizarlo”, declaró Marco Gallardo, jefe de Sostenibilidad de ProChile.
Y agregó: “Es por eso que ProChile promoverá conjuntamente las herramientas públicas existentes para medición de huella de carbono e hídrica, además de nuevas herramientas para la medición en el sector agroalimentario”.
Adicionalmente, ProChile abordará los desafíos reflejados en el estudio haciendo un levantamiento de información de inteligencia comercial en los distintos mercados para evaluar futuras barreras por temas de sostenibilidad; promoverá junto a otros Ministerios, el reconocimiento internacional de los programas Huellas Chile y APL Sello Azul; e impulsará un trabajo coordinado del sector agroexportador con Subsecretaría de Relaciones Internacionales (SUBREI), Odepa y ProChile.
“Creemos que los resultados que nos entrega el estudio son muy relevantes para poder focalizar los esfuerzos que estamos haciendo como Ministerio en materia de cambio climático, sobre todo, los desafíos que tenemos que enfrentar dada la recientemente promulgada Ley Marco de Cambio Climático. Sin duda que el sector privado es clave para hacer frente al cambio climático, y la colaboración público-privada nos permite mejorar los resultados al respecto”, señaló Daniela Acuña, jefa del departamento de Sustentabilidad y Cambio Climático de Odepa.
Y agregó: “El estudio nos demuestra que aún hay importantes brechas, no sólo en la medición y gestión de la huella de carbono, sino también en una gestión sustentable de la producción agroalimentaria, por lo que debemos de continuar articulando las instituciones públicas para generar las condiciones para que productores y productoras, puedan mejorar su desempeño en estas materias. El trabajo conjunto que tenemos con ProChile, sin dudas que va en esa línea”.
Las empresas productoras del sector se ven enfrentadas a escenarios de incertidumbre ambiental donde la escasez hídrica y los cambios en patrones climáticos son los principales elementos que ponen presión sobre sus operaciones. Esto ha generado que varios de los subsectores se hayan visto obligados a incorporar acciones concretas en respuesta a estos problemas, principalmente relacionados a la gestión hídrica de sus operaciones.
En lo que respecta a la adaptación al cambio climático, se pudo identificar que las medidas que se implementan son respuesta a las condiciones de escasez hídrica u otros efectos del cambio climático, pero no siguen explícitamente un plan que se base en medir y evaluar los riegos. Esto constituye un riesgo para todo el sector ya que las medidas de adaptación pueden ser críticas en asegurar la permanencia en el tiempo de las empresas.
Iniciativa propia
El estudio visualiza que las buenas prácticas agrícolas se posicionan como la base para la comercialización en ciertos mercados – posiblemente a la par con los requisitos de inocuidad – pero las exigencias específicas sobre acción climática no existen a la fecha como un requerimiento normativo, y tampoco están necesariamente asociadas a atributos diferenciadores que permitan una mejor comercialización.
“Esto último es relevante porque significa que, aquellas empresas del sector que realizan acciones son mayoritariamente por iniciativa propia y responden a tendencias internacionales, más que a normativas en los mercados de destino”, explicó Marco Gallardo, jefe de Sostenibilidad de ProChile.
Al mismo tiempo, muchas acciones de las que implementan las empresas pueden considerarse como gestión ambiental o mejoras productivas, como aquellas medidas de gestión hídrica o eficiencia energética, pero que también tienen un impacto en temas de cambio climático y podrían ser difundidas en este contexto.
Hay que señalar que este análisis se enmarca en las acciones estratégicas que realiza ProChile junto a ODEPA para posicionar al país en materia de sostenibilidad alimentaria. En ese sentido, el 2021, ProChile creó su primera Política de Sostenibilidad, la cual refleja el compromiso en transitar a ser una institución más responsable y comprometida con el cumplimiento de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible impulsados por Naciones Unidas. Todo esto bajo un enfoque que incorpore criterios ambientales, sociales y de gobernanza como elementos transversales en su gestión estratégica.
Por su parte, Odepa, lanzó la Estrategia de Sustentabilidad Agroalimentaria, que identifica las prioridades en materia ambiental, social y económica, así como objetivos estratégicos y ejes de acción a abordar en cada una de ellas. Actualmente, se está trabajando en el primer plan de implementación bienal de la Estrategia.