El estudio fue dirigido por un equipo de científicos de las universidades de Cambridge, Lancaster y Liverpool y la ONG Feedback Global.
Según un reciente estudio de investigadores europeos, comer pescado capturado en la naturaleza, en lugar de usarlo como alimento en la cría de salmón, permitiría dejar en el mar casi cuatro millones de toneladas de pescado, al tiempo que proporcionaría seis millones de toneladas adicionales de mariscos para el consumo humano.
Los autores de la investigación, llegaron a la conclusión que criar salmón es una forma ineficiente de producir pescados y mariscos nutritivos, calculando que entre la mitad y el 99 % de los minerales, vitaminas y ácidos grasos en los peces capturados en la naturaleza, no se retienen cuando se transforman en alimento del salmón del Atlántico de cultivo.
“Se espera que la expansión de la acuicultura satisfaga la creciente demanda de alimentos sostenibles de origen animal. Sin embargo, las especies alimentadas en el mar ya requieren millones de toneladas de peces capturados en la naturaleza como alimento, más del 90% de los cuales son especies nutritivas de calidad alimentaria. La asignación de este pescado para consumo humano, podría reducir la presión sobre los recursos marinos, al tiempo que aumentaría la producción de productos del mar.”
Los científicos que estudian la industria escocesa de cultivo de salmón, dijeron que usar solo subproductos de pescado, como recortes, para la alimentación del salmón, en lugar de pescado entero capturado en la naturaleza, generaría importantes ganancias nutricionales y de sostenibilidad.
“Examinamos los flujos de micronutrientes (la transferencia de micronutrientes del alimento al pescado) en la industria del salmón de piscifactoría de Escocia, que depende particularmente de los alimentos marinos, para demostrar que entre el 1 y el 49 % de los minerales dietéticos esenciales y los ácidos grasos disponibles en los peces salvajes se retienen en los peces de piscifactoría.”
“Utilizando datos globales sobre la producción de acuicultura alimentada por animales marinos, mostramos que la eliminación de peces capturados en la naturaleza de la producción de salmónidos, podría dejar 3.7 Mt de peces en el mar y aumentar la producción mundial de productos del mar en 6.1 Mt.”
“En esta investigación, demostramos que el salmón de piscifactoría alimentado en el mar es una forma ineficiente de producir pescados y mariscos nutritivos, y que dirigir los peces de «alimento» capturados en la naturaleza hacia el consumo humano podría maximizar la producción de nutrientes y, al mismo tiempo, aliviar la presión sobre las poblaciones de peces.”
“Se requiere un crecimiento sustancial en la acuicultura para sostener la creciente demanda mundial de alimentos de origen animal, con potencial para que el sector proporcione los 177 millones de toneladas adicionales de alimentos de origen animal que se necesitan en todo el mundo para 2050. Actualmente, la producción de salmón del Atlántico utiliza el 60 % de los suministros mundiales de aceite de pescado y 23% de harina de pescado destinado a la acuicultura. Sin embargo, la producción de salmón solo representa el 4,5% de la acuicultura mundial, y los procesos de reducción de alimentos dan como resultado la pérdida de producción potencial de volumen de alimentos y micronutrientes esenciales. Cuantificamos el volumen de micronutrientes y peces silvestres retenidos por el salmón de piscifactoría alimentado en el mar, utilizando datos sobre la producción de salmón de piscifactoría de Escocia y las concentraciones de nutrientes en peces de alimentación capturados en la naturaleza.”
El Dr. David Willer, investigador del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge y primer autor del artículo, dijo: «Los pescados y mariscos proporcionan una fuente de alimentos rica en micronutrientes vital y valiosa para las personas en todo el mundo, y debemos asegurarnos de que estamos utilizando este recurso de manera eficiente. Comer más pescado salvaje y usar alimentos alternativos en las granjas de salmón puede lograrlo.”
El estudio, dirigido por un equipo de científicos de las universidades de Cambridge, Lancaster y Liverpool y la ONG medioambiental Feedback Global, se publicó el 1 de marzo de 2022 en la revista PLOS Sustainability and Transformation.
Artículo completo en inglés aquí