La jibia o calamar rojo (Dosidicus gigas) es un molusco de carne blanca, que se encuentra en el océano Pacífico desde California, en Estados Unidos, hasta el sur de Chile
Con la investigación se busca conocer la migración de la jibia en aguas chilenas y su comportamiento; la labor comenzó a mediados de noviembre con apoyo de un especialista español.
La jibia o calamar rojo (Dosidicus gigas) es un molusco de carne blanca, que se encuentra en el océano Pacífico desde California, en Estados Unidos, hasta el sur de Chile. Esta especie es el centro del trabajo que realizan investigadores de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Católica del Norte (UCN) con apoyo de especialistas internacionales, quienes efectúan un estudio piloto de marcaje de esta especie.
A través del proyecto “Estudio piloto de marcaje y recaptura para conocer patrones de migración y distribución espacial del recurso jibia o calamar rojo (Dosidicus gigas)”, financiado por el Fondo de Investigación Pesquera y Acuicultura (FIPA), se busca desarrollar una metodología de marcaje y recaptura apropiada para la jibia, para lograr estimaciones de parámetros de historia de vida, determinación de patrones migratorios, distribución espacial u otros parámetros de importancia para este recurso.
Para la UCN, señaló Enzo Acuña académico del Departamento de Biología Marina e investigador a cargo del proyecto, es un hito efectuar este estudio, pues es la primera vez que se marca esta especie en Chile, además afirmó “se trata de una investigación más tecnológica de lo que normalmente hacemos, pues involucra el uso de marcas que se conectan a satélites para obtener los datos, es un desafío interesante. Ha sido un proyecto muy enriquecedor y valioso”.
Con la investigación se busca conocer la migración de la jibia en aguas chilenas y su comportamiento, por lo cual se determinó para esta primera experiencia de marcaje la zona geográfica de Coquimbo, por sus especiales características bio-oceanográficas y se estableció un tiempo relativamente corto de marcaje, para tener más precisión al momento de obtener la información, ya que períodos más cortos posibilitan una mayor frecuencia de registro de datos.
Apoyo internacional
Para desarrollar el estudio se cuenta con la participación de dos especialistas internacionales en el marcaje de la especie, el Doctor William Gilly de la Universidad de Stanford, y el investigador español, Doctor Unai Markaida, titular en la Unidad Campeche del Colegio de la Frontera Sur de México, quien trabajó en el mes de noviembre, en el marcaje de jibia en la zona de Coquimbo.
Unai Markaida explicó que en Coquimbo se instalaron dos tipos de marcas en las jibias, el dispositivo satelital o la denominada marca-espagueti. En el primer tipo, se contó con cinco dispositivos que se instalaron en la aleta caudal del molusco, pero explicó el investigador, no cualquier jibia las puede llevar, deben ser animales fuertes y robustos para poder instalar este tipo de marcaje. Además, se instalaron marcas de espagueti de plástico, con las que al recapturar el animal se puede definir hitos geográficos como el punto donde se marcó y recuperó la jibia, los que al permanecer un tiempo largo instalado pueden servir para otros registros como el nivel de crecimiento del animal, que es muy rápido en los calamares.
Al comparar el trabajo que realizó en el Golfo de California con la labor realizada en Coquimbo, el investigador señaló “aquí el mar es mucho más grande que en el Golfo de California, es un mar más amplio. Hemos tenido suerte en encontrar jibia y pudimos poner marcas a los animales más grandes que hemos encontrados, pero no son los más grandes que pueda haber todavía, que se encontrarán más adelante, en la temporada de pesca”.
El investigador agregó que ya no hay calamares grandes en México y ahora la forma grande del calamar sólo existe en el hemisferio sur. “Lo que se cree es que en el Golfo de California hubo una atenuación general de los vientos, por lo cual hay menos afloramientos, lo que hace que las aguas se vuelvan menos productivas, y para que se pueda desarrollar un calamar tan grande debe haber mucho alimento disponible”, dijo.
Alianzas para recuperar la información
En tanto, el director del proyecto, Enzo Acuña, al referirse al marcaje dijo que se encontraron animales de hasta 79 centímetros de largo de manto (LM), lo que significa que en un par de meses se tendrá probablemente los más grandes que se encuentran en esta zona, porque la pesquería empieza en marzo o abril. La época anterior a la pesca es ideal para marcar con espaguetis, dijo, de manera que al iniciarse la temporada de pesca, los pescadores nos puedan colaborar en la recuperación de las marcas de los ejemplares que ellos capturen.
Junto con el apoyo de los pescadores, es imprescindible establecer contacto con las plantas de procesamiento, donde se trabaja día a día y se ve ejemplar a ejemplar, de manera de poder tener el apoyo de las trabajadoras en la recolección de los espaguetis, porque muchas veces durante la faena de pesca, que debe ser rápida, continua, y que es nocturna, es difícil visualizar la marca plástica.
El periodo de marcaje establecido en esta oportunidad será de un total de 45 días y tras ello se realizará el trabajo de análisis de la información para poder determinar si la población de jibias se mantiene en la zona o realiza movimientos migratorios más amplios.
Otras etapas
El proyecto cuenta con una segunda etapa de marcación de jibia, la que se realizaría en el mes de enero o febrero, y contaría con la participación del experto William Gilly, de la Universidad de Stanford.
Tanto Unai Markaida como William Gilly, explicó el académico Enzo Acuña, tienen la experiencia e información recabada en el Golfo de California, que es un cuerpo de agua relativamente cerrado, situación contraria a la que se da en Chile, donde esta actividad se extiende hacia el océano abierto. Sin embargo, agregó, pese a ello lo que hemos visto hasta el momento es que la especie se mantiene en el área de Coquimbo, que denominamos el sistema de bahías de Coquimbo, un sector particular por el nivel de alimentos disponible, que hace que los organismos se mantengan cerca de la costa. Dicho sector limita al sur en Punta Lengua de Vaca y por el norte en el sector de Los Choros.