Dentro de los temas más relevantes de investigación durante el 2020, estuvieron los relacionados con la bacteria patógena Flavobacterium psychrophilum, patógeno causal de la Flavobacteriosis de agua dulce en Chile.
En conversación con Mundo Acuícola, el Dr. Rubén Avendaño-Herrera, investigador INCAR, realizó una síntesis de los principales temas que estudiaron en el 2020.
Si bien, durante el año pasado muchas actividades se ralentizaron producto del Covid-19, el trabajo científico asociado a la salmonicultura mantuvo -con los replanteamientos y ajustes debidos- un destacable desarrollo, con importantes aportes y descubrimientos para la industria salmonera nacional.
Así también lo cree el Dr. Ruben Avendaño-Herrera, Investigador principal del área de Salud Animal en Estadios de Vida de Agua Dulce de Salmónidos del Centro de Investigación Interdisciplinario para la Acuicultura Sustentable INCAR (INCAR).
“Como investigadores de un centro investigación en áreas prioritarias (FONDAP), la productividad de nuestro trabajo -si se puede decir de esa forma- está sujeta no tanto a la cantidad de artículos científicos, sino que fundamentalmente a la calidad y atingencia en la generación de conocimiento en temas sanitarios de relevancia para la acuicultura. Es decir, que lo que hacemos se pueda traducir en soluciones o normativas para los problemas que enfrenta la industria. En ese sentido, nuestro equipo de investigación tuvo un año 2020 muy productivo a pesar de las limitantes de la pandemia, con diferentes trabajos relacionados con los principales objetivos de INCAR”, manifiesta el Dr. Avendaño-Herrera.
Flavobacterium psychrophilum
Dentro de los temas más relevantes de investigación durante el 2020, estuvieron los relacionados con la bacteria patógena Flavobacterium psychrophilum, patógeno causal de la Flavobacteriosis de agua dulce en Chile y el efecto de la densidad en el bienestar de truchas.
“Realizamos un estudio respecto a la capacidad de desarrollar biomarcadores genéticos para evaluar los efectos de la densidad de cultivo en agua dulce, testeando densidades de 30 kg/m3 y 10 Kg/m3 llegando a la conclusión que la densidad de cultivo debe ser disminuida para que los peces no se estresen y proponiendo marcadores genéticos para determinar el estatus de estrés de los peces”, detalló el también académico de la Universidad Andrés Bello.
Sumado a ello, también tuvo visibilidad el año pasado una investigación que abordó la diversidad antigénica del F. psychrophilum en Chile, descubriéndose 14 serotipos específicos del patógeno, 10 más de los que se habían identificado en un anterior estudio publicado el 2009. Incluso por PCR múltiple se reconocen serotipos específicos solo presentes en Chile,
“Esto es muy relevante, porque a futuro, al momento de desarrollar una vacuna o mejorar la existente, tenemos que saber cuál es la población antigénica en la población de F. psychophilum existentes, para así rectificar o adecuar la forma en la que se vienen desarrollando”, señaló el investigador.
Durante el año pasado, otra noticia relevante a juicio del investigador de INCAR y que se relaciona con el patógeno ya mencionado, fue la identificación de nuevas especies taxonómicas -no solo en Chile, sino a nivel mundial- asociadas a infecciones causadas por F. psychrophilum.
“Por una parte, describimos Arthrobacter ulcerisalmonis, bacteria asociada a con un caso de infección por Flavobacteriosis, así como también descubrimos Flavobacterium salmonis, organismo recuperado a partir de salmón del Atlántico en aguas de piscicultura chilena. Eso sí, nos falta obviamente conocer si estas dos nuevas especies son patógenas para el salmón o si tienen la capacidad de producir mortandad”, aclaró el investigador.
Tenacibaculosis
Por la experiencia que tiene el Dr. Avendaño-Herrera en la tenacibaculosis, esta enfermedad y sus agentes son parte de la línea de estudio en el INCAR. Así, los aportes científicos permitieron que el 2018 la Tenacibaculosis se incluyera en la Lista 3 de Enfermedades de Alto Riesgo en la industria salmonicultora, medida adoptada por el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) y que, a juicio de Avendaño, es una muestra de lo importante que es comunicar los estudios científicos y colaborar con autoridad sanitaria.
En ese sentido, el investigador de INCAR relata que “durante el 2020 se pudo descubrir en colaboración con colegas noruegos y franceses la nueva especie Tenacibaculum piscium. También le dimos validez taxonómica a Tenacibaculum finnmarkense, describiendo dos gemovares y reorganizamos lo que viene a ser la taxonomía del género Tenacibaculum asociado particularmente a cuadros infecciones de salmónidos. Además, describimos la presencia de Tenacibaculum como un patógeno en Aysén y Magallanes -lugares donde no existía aún descripción- particularmente en salmón Coho y trucha Arcoiris.
BKD
En cuanto a la Enfermedad Bacteriana del Riñón, se abordó durante el 2020, un trabajo en Renibacterium salmoninarum y su capacidad para alterar procesos de respuesta inmune innata y adaptativa en ejemplares de salmón del Atlántico.
“Colaboramos con el equipo Cargill y colegas canadienses de Memorial University of Newfoundland, realizando un análisis taxonómico de una infección por BKD en salmón del Atlántico y nos dimos cuenta existe una serie de genes de inmunidad adaptativa que se ven suprimidos o disminuidos al momento de adquirir la infección”, especificó el Dr. Avendaño-Herrera.
Piscirickettsiosis
Finalmente, también hemos aportado a la generación de conocimiento para el problema de la piscirickettsiosis causada por Piscirickettsia salmonis, estudiando la relación entre esta bacteria y los reservorios asociados a la formación de biofilm.
“En colaboración con el Dr. Levipán de la Universidad de Playa Ancha comparamos dos aislados de P. salmonis, genogrupos EM-90 y LF-89, y los resultados fueron que esta bacteria es capaz de formar biofilm lentamente evidenciándose claramente después de 20 días. También descubrimos que este patógeno es tolerante al mucus de los peces, pudiendo representar un riesgo importante debido a que la bacteria utiliza una estrategia de reservorio para el contagio y persistencia de la enfermedad”.
Finalmente, Avendaño-Herrera remarcó el hecho de que “todo este conocimiento ha sido dispuesto no solo a la academia como artículos científicos, sino también divulgados en distintas instancias a la industria salmonicultora y las autoridades como el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca). De hecho, estas investigaciones que se han realizado bajo el paragua del INCAR han servido para el reconocimiento en Chile de patologías emergentes, realizando capacitaciones en torno a estos nuevos patógenos y que esta valiosa información sirva para el desarrollo de medidas preventivas y control así como la toma de decisiones respecto a los principales desafíos y problemas de la industria”.
Crédito imágenes: Rubén Avendaño-Herrera.