Columna de Carolina Medel y Pablo Mata Almonacid, investigadores de Ecosistemas Acuáticos – CIEP. Nuestro planeta ha estado sujeto a permanentes cambios en el clima a lo largo de su...
Columna de Carolina Medel y Pablo Mata Almonacid, investigadores de Ecosistemas Acuáticos – CIEP.
Nuestro planeta ha estado sujeto a permanentes cambios en el clima a lo largo de su historia. La evidencia científica nos indica que, en el último siglo, los seres humanos hemos contribuido a acelerar este proceso natural de una manera sin precedentes y que la región de Aysén no está ajena a las consecuencias de estos cambios.
En particular, variaciones inusualmente altas en los patrones atmosféricos y oceánicos asociadas a fenómenos de cambio climático, pueden tener impactos significativos sobre la dinámica de los ecosistemas marinos de los fiordos y canales de la Patagonia occidental. En este sentido, existe consenso con respecto a que los cambios asociados al calentamiento global se manifestarán por medio de una mayor inestabilidad climática e incrementos en los valores máximos de ciertos parámetros característicos de los ecosistemas, como la temperatura y volumen de precipitación estacional.
Los cambios en los patrones de precipitación afectan directamente la entrada de agua dulce a los cuerpos de agua marina, a través de las descargas de ríos y de la escorrentía superficial y subterránea. Los incrementos en el caudal de descarga tienen como consecuencia que, por una parte, se genera una mayor estratificación de la columna de agua y, por otro lado, se incrementa el transporte de algunos nutrientes (como Fierro y Silicatos) desde la zona terrestre hacia el entorno marino. Esta situación suele tener incidencia en el funcionamiento del ecosistema marino. Por ejemplo, grandes descargas de agua dulce rica en silicatos suelen inducir floramientos intensos de cierta especie de fitoplancton (diatomeas), si es que las condiciones de luminosidad y temperatura lo permiten. Por otra parte, si disminuye el caudal de descarga, tendremos un déficit de este nutriente, dándole cabida a otra especie que se adapte mejor a estas condiciones.
El fitoplancton es la base de la cadena alimenticia marina, por lo tanto, si cambia la composición de las especies que lo componen, todos los niveles superiores (zooplancton y depredadores marinos de diversos tamaños) también se ven afectados, modificando la trama trófica completa y su capacidad para ofrecer servicios ecosistémicos a las comunidades que los habitan. En particular se afecta la capacidad de asegurar la sustentabilidad medioambiental de las actividades humanas en estos ecosistemas.
Para nuestra región (Aysén) ya existe alguna idea de los distintos escenarios posibles de cambio climático a los que estaremos expuestos y su potencial efecto sobre el ecosistema acuático. Gracias a herramientas como la modelación numérica, la ciencia se acerca a ser capaz de anticipar la respuesta de los ecosistemas frente a cambios en el clima y a los efectos de las actividades humanas. El registro de las principales variables obtenidas en terreno nos permite alimentar modelos computacionales que simulan el comportamiento del ecosistema marino ante ciertos estresores, y lograr algún grado de predicción de la adaptación de los ecosistemas bajo diferentes escenarios de cambio climático.
Estudiar y entender el estado pasado y actual del ecosistema de fiordos de la Patagonia, así como proyectar los impactos del cambio climático, nos permite anticiparnos y generar información de apoyo a la toma de decisiones que contribuya a la sostenibilidad del ecosistema.