Se trata de Hugo Almonacid, titulado de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería y miembro de una tradicional familia de carpinteros de ribera de Calbuco, comuna de la Región...
Se trata de Hugo Almonacid, titulado de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería y miembro de una tradicional familia de carpinteros de ribera de Calbuco, comuna de la Región de Los Lagos.
Proveniente de una familia que rescata el tradicional oficio de la carpintería de ribera, Hugo Almonacid, titulado el 2017 de la carrera de Ingeniería Naval de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería UACh, ha sido capaz de unir el mundo de los oficios tradicionales y su formación universitaria en ingeniería.
El profesional oriundo de Calbuco, proviene de una familia que por cuarta generación se dedica a la construcción de embarcaciones de madera para la pesca artesanal, razón por la cual creció familiarizado con el tema y lo llevó a trasladarse a estudiar a Valdivia logrando lo que él denomina “la conexión entre lo patrimonial con la ingeniería, lo que realmente fue muy provechoso”.
“En ese tiempo se veía muy poco el tema de la carpintería de ribera, yo creo que estaba en decadencia, por lo menos, es lo que percibía por parte de mi padre que tuvo que ir a trabajar a Talcahuano. El comienzo de todo fue eso, primero apoyar a mi padre y luego, a medida que fui adentrándome más, apoyar lo que es el rescate de la carpintería de ribera”, señala Almonacid.
Reconocido como uno de los 19 oficios y costumbres que se integró al inventario nacional de Patrimonio Cultural Inmaterial, la carpintería de ribera “ha tomado mucho peso en este último tiempo, yo creo que en estos dos o tres últimos años se ha masificado el publicar e investigar más”, afirma el ingeniero naval.
Si bien la tradición familiar estaba presente, fue en los últimos años de Universidad donde Hugo consideró tener una participación más activa en la difusión y resguardo de este oficio tradicional, dando paso a la formación de la Agrupación de Carpinteros de Ribera de las Aguas Azules en la Provincia de Llanquihue que reúne a cerca de 15 cultores de la zona y de la cual es su presidente.
La experiencia vivida durante su paso por la Universidad lo motivó a conocer más sobre el valor patrimonial del oficio familiar tomando conciencia de la responsabilidad y el peso de dicha tradición y, también reconociendo la “deuda” que existe desde la ingeniería naval hacia la carpintería de ribera, principalmente en temas técnicos relacionados con la construcción de embarcaciones.
“En este conectar la ingeniería con la carpintería de ribera, creo que hay una deuda por parte de la ingeniería naval con los carpinteros de ribera”, concluye Hugo Almonacid, expresando su anhelo de lograr la unión entre el saber del oficio y la ingeniería que permita generar información técnica de la construcción de embarcaciones en el sur de Chile.