Estudio plantea la examinación del efecto de la depredación sobre la composición de especies nativas y no-nativas, así como su abundancia relativa. A partir de ello, se hicieron estudios en...
Estudio plantea la examinación del efecto de la depredación sobre la composición de especies nativas y no-nativas, así como su abundancia relativa. A partir de ello, se hicieron estudios en la costa de Panamá una región tropical donde la diversidad de especies es alta y se comparó con el caso chileno, una región templada donde las especies y su diversidad tiende a disminuir.
El estudiante del Magíster en Ecología Marina de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC) Luis De Gracia investigó cómo los macrodepredadores nativos en las costas de Chile y Panamá son capaces de determinar la estructura comunitaria de organismos marinos sésiles y el éxito en el establecimiento de las especies no-nativas en hábitats bentónicos y en estructuras artificiales como muelles o marinas.
La hipótesis planteada en la tesis, con la que Luis De Gracia alcanzó su grado de Magíster de la Facultad de Ciencias UCSC plantea la examinación del efecto de la depredación sobre la composición de especies nativas y no-nativas, así como su abundancia relativa. A partir de ello, se hicieron estudios en la costa de Panamá una región tropical donde la diversidad de especies es alta y se comparó con el caso chileno, una región templada donde las especies y su diversidad tiende a disminuir.
Los depredadores bentónicos más comunes en el caso de Chile son las estrellas de mar, cangrejos y erizos, quienes, a pesar de no ser considerados depredadores, por su forma de alimentación pueden afectar la abundancia de algunos organismos sésiles. Esto quiere decir que tienen poca movilidad para desplazarse. Mientras que, en regiones templadas como Chile, a pesar de que los peces pueden alimentarse de las especies que crecen en el fondo, el efecto de este grupo de depredadores es al parecer más débil en regiones templadas que en regiones tropicales como Panamá.
De este modo, Luis estudió el efecto de estos dos grupos de depredadores (bentónicos y peces). “Evalué en cada una de estas dos regiones el efecto de la depredación en comunidades que se desarrollan en un hábitat bentónico (cercano al fondo) y en uno suspendido, como los muelles flotantes los cuales son cada vez más comunes en las regiones costeras. Estas estructuras artificiales suspendidas sirven como un refugio para los organismos sésiles y de esta forma evitar la depredación” señala Luis De Gracia. De este modo, la depredación en el bentos podría reducir en mayor medida la abundancia de especies no nativas.
Las especies no-nativas más comunes para Panamá Bugula neritina, Ascidia sydneiensis y Schizoporella pungens (Panamá). Mientras que dentro de las especies chilenas fueron Ciona robusta, Bugula neritin y Exhochella sp.
Luis De Gracia hace un positivo balance de haber desarrollado su magíster en Chile y en la Facultad de Ciencias UCSC. “La UCSC te apoya para crecer profesionalmente. Puedes buscar oportunidades y siempre te vas a sentir respaldado para cumplir nuevos desafíos, ya sea a través de cursos o talleres o incluso en congresos o pasantías en otros países. Además, el conocimiento es bastante integral en cuanto a Ciencias, la teoría, la práctica y cómo comunicarla”, señala Luis respecto a los conocimientos adquiridos durante un poco más de dos años en el programa de Magíster en Ecología Marina de la Facultad de Ciencias UCSC.
Tanto en el caso de Panamá como de Chile, se entiende que los depredadores son importantes a la hora de encontrar un equilibrio de las especies nativas. De este modo, preservar depredadores nativos resulta beneficioso para controlar la abundancia y propagación de especies marinas no nativas desde estructuras artificiales como muelles hacia hábitats bentónicos naturales.