El informe también da cuenta sobre el impacto negativo del Covid-19 en el comercio de exportaciones e importaciones. En el marco de la conmemoración del día mundial de los océanos,...
El informe también da cuenta sobre el impacto negativo del Covid-19 en el comercio de exportaciones e importaciones.
En el marco de la conmemoración del día mundial de los océanos, la FAO, lanzó la actualización 2020 del informe SOFIA, Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura, el cual evidencia que por tercer año consecutivo la producción pesquera mundial de captura salvaje ha vuelto a crecer. Este aumento con respecto a la producción de 2018 ha alcanzado a 178,5 millones de toneladas, evidenciando un crecimiento en la acuicultura en un 25% (82 millones de toneladas) y de un 7% en la pesca (96,4 millones de toneladas), el que se debió a la recuperación de la anchoveta peruana y chilena.
El informe también destacó que el 88% de la producción total está destinado al consumo humano directo y que el consumo de pescado mundial ha crecido desde 9.0 kg/per cápita en 1961 a 20,5 Kg per cápita en 2018, aumentando a una tasa anual de 3% durante el período. Por su parte, la harina y el aceite de pescado se consideran los ingredientes más nutritivos y más digeribles para los peces de cultivo. Además, el aceite de pescado es la fuente más rica de ácidos grasos poliinsaturados para la salud humana, que puede ser ingerida en suplementos alimentarios o cápsulas.
Respecto a lo anterior, Héctor Bacigalupo, gerente de la Sociedad Nacional de Pesca (Sonapesca F.G.), expresa que, “este informe recalca la importancia de estos insumos a través del consumo indirecto de omega3, a través de peces de cultivo como los salmones y también, gracias al aceite y la industria nutracéutica podemos tener una fuente de este compuesto y mejorar nuestra salud. Y también como un ejemplo de economía circular ya que actualmente la mayoría de los subproductos de la industria de consumo humano (cabezas, esquelones, etc.) se reprocesan convirtiéndose en harina y aceite de pescado que va a los cultivos, permitiendo incrementar la oferta de peces para consumo humano directo”.
El reporte estimó que, en 2018, casi 60 millones de personas participaron en el sector primario de la pesca y acuicultura, de las cuales cerca de 40 millones trabajan en la pesca y 20,5 millones en acuicultura.
Estado de las pesquerías en Chile y el mundo
En el mundo, el 65% de las pesquerías se encuentran en niveles biológicamente sostenibles y bien gestionadas, en tanto, en términos de desembarques (toneladas), el 78.7% de los desembarques actuales provienen de pesquerías biológicamente sostenibles. Por otra parte, en 2017, las existencias subexplotadas representaban el 6,2% y las existencias explotadas de forma máxima sostenible representaban el 59,6% del total de pesquerías evaluadas, un aumento desde 1989, lo que refleja en parte una mejor aplicación de las medidas de gestión. En general, las pesquerías de manejo intensivo han visto disminuciones en la presión de pesca promedio y aumentos en la biomasa del stock, y algunas alcanzaron niveles biológicamente sostenibles, mientras que las pesquerías con un manejo menos desarrollado están en mal estado.
Según un análisis de Sonapesca sobre las biomasas determinadas por los comités científicos para cada pesquería industrial chilena para el período 2019, concluyó que de las 17 pesquerías industriales el 47% está en el óptimo que es el Rendimiento Máximo Sostenible (RMS), técnicamente en plena explotación o subexplotadas. Es importante destacar que de las otras nueve pesquerías, que aún están por debajo del RMS (técnicamente sobreexplotadas), cinco de ellas presentan mayores biomasas que en 2013, otras dos presentan valores similares y solo dos pesquerías (12%) muestran menos biomasa que en 2013.
Medido en volúmenes de toneladas, que representa la importancia de estas pesquerías en los desembarques totales, el 87% del total de las cuotas de captura 2020 se encuentra en torno al Rendimiento Máximo Sostenible (RMS), un 12 % de las pesquerías están sobreexplotadas y sólo un 1% de las capturas representan pesquerías colapsadas o agotadas. “Una situación más favorable y bien distinta al 2014, cuando el 66% de las pesquerías estaba sobreexplotada y un 6% agotada”, señaló al respecto Héctor Bacigalupo.
Asimismo, el gerente recalcó que uno de los casos destacados es el jurel – que logró ser certificada bajo los más estrictos estándares internacionales de la Marine Stewardship Council (MSC) el año pasado– en 2019 se situó en un 112% del Rendimiento máximo sostenible (RMS), sobrepasando el nivel óptimo definido por la ley. “Esta pesquería lleva 5 años de recuperación progresiva y sostenida, lo que ha sido avalado además por el comité científico internacional de la Organización Regional de Pesca del Pacífico Sur (OROP-PS). Ello, significa que la pesquería puede reproducirse de forma adecuada y los volúmenes de extracción son sostenibles, gracias al enfoque precautorio que ha aplicado la industria pesquera sobre este recurso”, manifestó.
El análisis, también muestra mejoras en la biomasa desovante de la anchoveta III-IV con un 295%, la anchoveta XV-II con un 140% y la sardina común V-X con un 146%.
Efectos del Covid-19 en la pesca y acuicultura
Respecto a los efectos del Covid-19, la FAO estima que de 1976 a 2018, el valor global de exportaciones de pescado y productos del mar aumentó en una tasa anual del 8%, en términos nominales y del 4% en condiciones reales. Según las estimaciones para 2019, sugieren que el valor comercial total se contrajo en un 2% aproximadamente, en comparación con el año anterior, por lo que se espera que el brote de la enfermedad ya ha impactado negativamente el comercio entre los principales exportadores e importadores en 2020.