Al parecer, la estructura microespacial de la roca y el tipo de roca con que son construidas estas estructuras artificiales son unos de los elementos más importantes en términos de...
Al parecer, la estructura microespacial de la roca y el tipo de roca con que son construidas estas estructuras artificiales son unos de los elementos más importantes en términos de las diferencias observadas con los hábitats naturales (Mundo Acuícola).
Los resultados del estudio del investigador de la UCN, Dr. Moisés Aguilera, recientemente publicados en Ecology & Evolution, tienen especial relevancia en el contexto del aumento en la frecuencia de las “olas de calor” asociadas al cambio climático global.
El principal hallazgo indica que la urbanización costera puede alterar los patrones térmicos, lo cual tendría consecuencias en la estructura y el funcionamiento de la comunidad en ecosistemas marinos en todo el mundo.
En este sentido cobran especial relevancia los reportes de este trabajo de investigación, que consideró la temperatura del aire y del agua de mar, así como la velocidad del viento y la estructura topográfica de hábitats naturales y artificiales; explorando su influencia en la temperatura de la roca.
“En este estudio reportamos que estructuras artificiales costeras como los “rompeolas de granito”, tienden a emitir y acumular mayor temperatura del sustrato que hábitats rocosos naturales, adyacentes a estos hábitats artificiales”, explica el académico del Departamento de Biología Marina de la Universidad Católica del Norte, Moisés Aguilera Moya.
Además, se observó un aumento en la temperatura del aire en las estructuras artificiales. Al parecer, la estructura microespacial de la roca y el tipo de roca con que son construidas estas estructuras artificiales son unos de los elementos más importantes en términos de las diferencias observadas con los hábitats naturales.
“La temperatura de la roca fue en promedio 3,7°C más alta en los rompeolas artificiales en dos de los tres sitios de estudio, mientras que la temperatura del aire fue aproximadamente 1,5°C más alta, en promedio en este hábitat en verano. Además, los patrones térmicos fueron más homogéneos en todo el hábitat artificial”, indica en su estudio el Dr. Aguilera, quien también es investigador del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas, CEAZA.
Estudio pionero
El estudio “Mapeo de patrones térmicos de microhábitats en rompeolas artificiales: alteración de la biodiversidad intermareal por mayor temperatura de la roca”, es el primer artículo en el mundo que confirma que las estructuras artificiales pueden acumular y emitir mayor temperatura que los hábitats naturales, y que podrían alterar el microclima costero.
El análisis de los resultados sugiere que la creciente inversión e incorporación de estas estructuras artificiales en la costa, ya sea para proteger edificaciones, carreteras y/o paseos costeros, podrían aportar a la alteración del microclima costero en ciudades donde son construidas. Este es un aspecto muy relevante, debido a que a nivel mundial muchos países, incluido Chile, están invirtiendo en la construcción de estas estructuras como defensas frente a marejadas y aumentos futuros del nivel del mar, ambos asociados a los impactos del cambio climático.
Efectos negativos
Uno de los principales efectos negativos reportados es que estas construcciones en la costa pueden contribuir a la pérdida de porciones importantes de hábitats naturales y por tanto de la biodiversidad, y que la integración de distintas estructuras artificiales como murallones de concreto y pavimento en paseos peatonales, y/o carreteras costeras; podrían alterar los microclimas urbanos costeros.
De acuerdo al texto del estudio, “la temperatura de la roca fue en promedio 3.7°C más alta en el rompeolas artificial en dos de los tres sitios de estudio, mientras que la temperatura del aire fue aproximadamente 1.5°C más alta en este hábitat en verano, pudiendo llegar inclusive a diferencias de 4°C. Sin duda, esta variación en temperatura podría tener consecuencias sobre la distribución y abundancia de plantas, algas y animales tanto en ecosistemas marinos como terrestres”.
Por lo tanto, realizar mapas de los mosaicos térmicos dentro de los entornos urbanos, como las ciudades y los límites de las ciudades, puede ayudar a desarrollar estrategias de mitigación específicas para hacer frente a los efectos de las “Islas de calor” generadas por la infraestructura urbana, y su impacto en la biodiversidad local y la salud humana.
En Chile, más del 45% de la población vive en ciudades costeras, es por eso que las construcciones y reforzamientos costeros son uno de los conflictos de gestión más importantes actualmente, pero menos reconocidos en Chile. Gran parte de las estructuras utilizadas para reforzar la costa, están asociadas a la expansión de asentamientos humanos como infraestructuras de prevención y mitigación de desastres, o para el desarrollo de nuevas actividades relacionadas con la minería, el turismo y los puertos o actividades recreativas como las “playas artificiales”. Sin embargo, hasta la fecha se han realizado muy pocos intentos para incorporar la gestión y planificación de la infraestructura artificial desde el punto de vista ecológico en el marco legal del país, tal como ocurre en la mayoría de los países sudamericanos.
Sitios de estudio
Se consideraron dos sitios en la Región de Coquimbo, La Herradura y Caleta Hornos, y dos sitios en la ciudad de Iquique. En Coquimbo, se consideraron tres rompeolas artificiales, uno asociado con el puerto minero de Compañía Minera del Pacífico CMP), otro ubicado en el muelle de la UCN -ambos en la bahía de La Herradura-, y otro situado en un muelle de pescadores en Caleta Hornos. Mientras que en Iquique se seleccionaron dos sitios, uno ubicado en el puerto (EPI) de la ciudad y otro en la Península de Cavancha, ambos separados por unos 3 km, aproximadamente.
Cabe mencionar que la investigación también forma parte de la tesis del alumno pregrado de Biología Marina, Matías Arias, quien aparece en las fotografías realizando mapas térmicos.