Científicos explican que el rápido incremento en contaminación por plásticos en las últimas cinco décadas tiene como consecuencia efectos negativos en un gran número de organismos marinos (Mundo Acuícola). Un...
Científicos explican que el rápido incremento en contaminación por plásticos en las últimas cinco décadas tiene como consecuencia efectos negativos en un gran número de organismos marinos (Mundo Acuícola).
Un reciente estudio sobre basura de origen humano en Áreas Marinas Protegidas (AMP) plantea la necesidad de implementar medidas para detener el vertido de desperdicios de origen humano en alta mar, que se acumulen en el entorno de esas zonas de resguardo, en los diferentes océanos del mundo. Entre ellas se considera el marcado de los diferentes utensilios de pesca, a fin de rastrear su origen.
El Dr. Guillermo Luna (UCN-CEAZA), investigador y autor principal del estudio, detalla que con esta acción se podría identificar la embarcación que arrojó o perdió plástico en el océano.
“Con esta información sería posible denunciar a las empresas que tienen malas prácticas, y también aplicarles multas u otro tipo de sanciones”.
Según la publicación, entre 2014 y 2018 en el sector de Isla de Pascua, en la AMP Rapa Nui Rahui, el 74% de los residuos que llegaron hasta la orilla de ese territorio insular correspondió a basura generada por la pesca de alta mar. En tanto, en Isla Sala y Gómez, ubicada en el Parque Marino Motu Motiro Hiva, de un total de 1351 kg de desperdicios de origen humano que se muestreo en su costa, el 58,9% fue plástico, 28,1% madera y 11,5% a metal. Los ítems más abundantes fueron boyas y cuerdas, entre otros elementos.
El investigador hace hincapié en que existen una serie de acuerdos y tratados a nivel internacional que los barcos pesqueros deben respetar, junto con códigos de buenas prácticas que incluyen no botar desechos o basuras en el océano. Sin embargo, asegura, es usual que estos protocolos no se cumplan y la fiscalización en alta mar es difícil de llevar a cabo.
Amenaza para la vida marina
El análisis también sugiere que en Sala y Gómez el alto impacto de la basura plástica en nidos de aves marinas podría afectar el reclutamiento de los polluelos.
“Cuando se trata de cordeles o huinchas plásticas, hemos observado que los polluelos se enredan en el plástico lo que les impide hacer su primer viaje al mar para alimentarse. Los padres abandonan el nido y el polluelo muere de hambre enredado en el plástico. Este es el efecto más dramático, y no sabemos qué implicancias podría tener este nuevo factor de mortalidad a nivel de la población”, detalla Luna.
La basura de origen humano depositada en el mar, y especialmente los plásticos, se reconoce cada vez más como una gran amenaza para la biodiversidad marina. Se estima que más de 250 millones de toneladas de plástico habrán ingresado al mar para el 2025. Asimismo, los científicos explican que el rápido incremento en contaminación por plásticos en las últimas cinco décadas tiene como consecuencia efectos negativos en un gran número de organismos marinos.
“Se sabe que casi dos tercios de las especies de aves marinas los han ingerido (plásticos) y 40% se han enredado en basura marina. Más de cuatrocientas especies de peces e invertebrados marinos se han enredado o ingerido plástico. Asimismo, una de diez especies que ha consumido o se ha enredado en basura en el mar está en peligro de extinción”, detalla la publicación.
Otros impactos causados por la basura en el mar son el transporte o invasión de especies exóticas. También la acumulación de plásticos en islas oceánicas podría ser vector de contaminantes orgánicos.
Giros oceánicos y basura
Dentro de los fenómenos naturales que potencian el movimiento de la basura vertida en el mar se encuentran los giros oceánicos presentes en los océanos del planeta. El estudio incluye la ubicación de cada uno de ellos y la distancia a la que se encuentran de 31 de las áreas marinas protegidas más grandes del mundo. Dos de las AMP chilenas incluidas son las más cercanas a uno de estos remolinos (Rapa Nui Rahui a 926 km; Motu Motiro Hiva a 526 km), el Giro del Pacífico Sur.
“Un giro oceánico es un gran sistema de corrientes marinas que está rotando permanentemente. Es como un remolino gigante que atrapa todo lo que entre por sus bordes y lo va transportando hacia el centro. De esta manera, el plástico y la basura que entran al mar en las playas es ‘capturada’ por las corrientes que lo aleja de la costa y lo transporta al centro del giro en donde se acumula”.
Según explica el académico de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Católica del Norte, es por esta razón que las islas, como Rapa Nui, que están cerca de un Giro, reciben en forma permanente la basura que entra al mar en las costas del continente Sudamericano.
Las áreas marinas protegidas (AMP) son percibidas como una importante estrategia para reducir el impacto de las actividades humanas en sistemas marinos. Durante los últimos años, muchas AMP de gran escala han sido establecidas alrededor del mundo. Sin embargo, la basura flotante que viene de lugares distantes las están invadiendo. Esto genera un alto riesgo, especialmente en mar abierto donde se localizan las AMP, cerca de las zonas de acumulación de basura marina de origen humano que tienen una alta concentración de fragmentos de microplásticos.
Junto al Dr. Luna, aportaron al estudio los científicos, doctores Martin Thiel (UCN-ESMOI-CEAZA), Matias Portflitt (UCN-ESMOI), Boris Dewitte (CEAZA-ESMOI).