El subsecretario Román Zelaya ha planteado que esta actividad es una alternativa real y sostenible para que el sector artesanal se encamine a la diversificación productiva (Mundo Acuícola). Un total...
El subsecretario Román Zelaya ha planteado que esta actividad es una alternativa real y sostenible para que el sector artesanal se encamine a la diversificación productiva (Mundo Acuícola).
Un total de 150 hectáreas, distribuidas en siete regiones del país, suman ya las áreas en que los pescadores y otros interesados pueden realizar actividades acuícolas de pequeña escala.
Lo anterior implica que el espacio habilitado para desarrollar el cultivo y extracción de recursos bentónicos (asociados al sustrato marino) en áreas de manejo, AMERB, creció en un 50%, tomando en cuenta que el año pasado la zona susceptible de albergar esa actividad era de 100 hectáreas.
En esos sitios, es posible sembrar y producir 15 especies: chorito, choro zapato, cholga, ostra chilena, ostra japonesa, ostión del norte, huiro canutillo, huiro palo, huiro negro, chicorea de mar, pelillo, luga roja, luga negra, piure y abalón rojo.
El subsecretario de Pesca y Acuicultura, Román Zelaya, ha planteado que la acuicultura de pequeña escala es una alternativa real y sostenible para que el sector artesanal se encamine a la diversificación productiva.
Casi un tercio de las áreas autorizadas para esta actividad se ubica en la Región de Coquimbo. Los Lagos, Tarapacá, Aysén, Valparaíso, Los Ríos y Biobío también exhiben registros elocuentes en este plano.
Las áreas autorizadas para la acuicultura de menor escala se generan a través de solicitudes que realizan las organizaciones de pescadores, que posteriormente son aprobadas por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura.
La Ley General de Pesca y Acuicultura consideró desde un comienzo la opción de realizar actividades de acuicultura en áreas de manejo y explotación de recursos bentónicos (AMERB), materia que fue normada a través de un reglamento en 2004.
Sin embargo, esas disposiciones no dieron los resultados esperados, debido a un conocimiento limitado de los usuarios y escasez de mano de obra, entre otros factores.
Modificaciones reglamentarias y un alza en la superficie autorizada para desarrollar cultivos, así como en el número de especies disponibles para el cultivo, han generado un mayor interés de las organizaciones de pescadores para incursionar en esta actividad.