En bahía Sur, ubicada en isla Doumer, península Antártica, un equipo de científicos instaló, junto a otros instrumentos, una trampa de sedimento, herramienta oceanográfica que les permitirá estudiar el efecto...
En bahía Sur, ubicada en isla Doumer, península Antártica, un equipo de científicos instaló, junto a otros instrumentos, una trampa de sedimento, herramienta oceanográfica que les permitirá estudiar el efecto del aporte de agua dulce, producto del derretimiento de los glaciares (Mundo Acuícola-Centro IDEAL).
Estudiar el aporte de agua dulce producto del derretimiento de los glaciares en bahías antárticas fue uno de los objetivos de un equipo de científicos del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh) y del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona, España.
En el marco de la Expedición Científica Antártica (ECA) 55, el oceanógrafo chileno Dr. Humberto González y el biogeoquímico Dr. Enrique Isla instalaron un sistema de monitoreo que les permitirá obtener datos durante un año de las características físicas, químicas y biológicas de bahía Sur, ubicada en isla Doumer, península Antártica. Para ello y tras meses de preparación, los investigadores junto al equipo de logísticos de la nave científica Karpuj sumergieron a unos 200 metros de profundidad una trampa de sedimentos, instrumento oceanográfico que permitirá cuantificar el flujo de partículas en la columna de agua en esta zona del océano Austral.
La trampa de sedimento es un cilindro que captura la cantidad de material particulado que cae durante un intervalo de tiempo sobre un área del fondo del mar. A su vez, el anclaje posee sensores de acidez, temperatura, salinidad y oxígeno y un sensor de presión de CO2, que mide la diferencia de presión de dióxido de carbono de la atmósfera respecto del océano.
El estudio tiene especial relevancia debido a que la mayoría de los trabajos científicos oceanográficos que se han hecho en la Antártica han sido en aguas abiertas. Sin embargo, existe poco conocimiento del flujo de partículas a lo largo de ciclos anuales en sistemas costeros cerrados y el potencial impacto que tendrá sobre ellos el retroceso de glaciares, ocasionado en gran medida por el calentamiento global.
“La información que hay hoy en día sobre el rol de las especies claves del zooplancton en la columna de agua es escasa. Por ejemplo, ¿cuál es el papel del kril, las salpas y otros organismos? ¿Quién está realizando el trabajo de exportación de materia orgánica al fondo del océano? Esas son algunas de las preguntas que buscamos resolver”, asegura el director del Centro IDEAL, Dr. Humberto González.
Paralelamente, el sistema de monitoreo les permitirá a los investigadores obtener datos de las cuatro estaciones del año. Gracias a ello, podrán estudiar el ciclo anual de la exportación de carbono durante la época estival, cuando se desarrolla la mayor productividad marina anual y también en el invierno, donde la bahía Sur se cubre de hielo y prácticamente no hay flujo de partículas. En febrero de 2020, los científicos volverán al lugar para descargar los datos, dar manutención al equipo y volver a instalar el anclaje.
“La estrategia de muestreo es de largo alcance temporal, lo que significa que realizaremos una serie de tiempo de cuatro o cinco años como mínimo. Esto nos ayudará a distinguir de mejor manera las variaciones naturales, de las variaciones producidas por la actividad humana con relación a las características del ambiente”, explica el investigador del ICM-CSIC, Dr. Enrique Isla.
Influencia glaciar y oceánica
La instalación del anclaje se llevó a cabo en bahía Sur, debido a que es una zona que posee gran influencia glaciar y oceánica. El área de estudio es ideal porque representa muy bien las condiciones climáticas polares y se encuentra en la península Antártica donde el calentamiento global es más evidente que en muchas regiones de todo el mundo. Además, ofrece facilidades logísticas muy adecuadas, debido a que en ella se ubica la base científica chilena Yelcho del Instituto Antártico Chileno (INACh).
El sistema de monitoreo anclado en bahía Sur se instaló desde la Karpuj, una embarcación especialmente equipada para el trabajo científico de altas latitudes con características que le permiten ingresar a lugares cerrados donde embarcaciones de mayor tamaño muchas veces no pueden acceder.
“Gracias al trabajo conjunto entre logísticos y científicos, los equipos fueron instalados en el océano Austral. Tras esperar una ventana de buen tiempo y luego de tres horas de trabajo, la maniobra resultó exitosa”, concluye el capitán de la nave, Jorge Acevedo.