Investigadores del Instituto Max Planck y de la Universidad de la Ciudad de Osaka (Japón) inyectaron pequeñas cantidades de pigmento marrón en la garganta y la cabeza de «L. dimidiatus»...
Investigadores del Instituto Max Planck y de la Universidad de la Ciudad de Osaka (Japón) inyectaron pequeñas cantidades de pigmento marrón en la garganta y la cabeza de «L. dimidiatus» para simular la presencia de un parásito. De esta forma comprobaron si podía reconocerse en una imagen especular (Madri+D).
Que los peces tienen mala memoria es un secreto a voces y por esta razón se considera que su inteligencia es de las más bajas del reino animal. Pero nuevos datos recientes apuntan a que los peces podrían ser más inteligentes de lo que se cree.
Según una investigación publicada en la revista PLOS Biology un pequeño pez tropical de arrecife denominado lábrido limpiador azul («Labroides dimidiatus») es capaz de superar una prueba estándar de autorreconocimiento en un espejo a pesar del poco tamaño de su encéfalo. Creada en 1970 y asentada como el criterio de referencia con el que medir la inteligencia animal la prueba del espejo está diseñada para mostrar la existencia de una consciencia de sí mismo.
¿Tienen los peces consciencia de sí mismos?
«La amplitud de las capacidades cognitivas de estos peces es fascinante y está poco valorada» declaró el doctor Alex Jordan autor principal y biólogo de la evolución en el Instituto Max Planck de Ornitología (Alemania) al periódico británico The Guardian.
Investigadores del Instituto Max Planck y de la Universidad de la Ciudad de Osaka (Japón) inyectaron pequeñas cantidades de pigmento marrón en la garganta y la cabeza de «L. dimidiatus» para simular la presencia de un parásito. De esta forma comprobaron si podía reconocerse en una imagen especular. El pez solo intentó quitarse la mancha tras verla en un espejo. El equipo mostró también a los peces un pez idéntico con la misma marca pero visto a través de una divisoria transparente a fin de comprobar si en realidad sabían que la imagen en el espejo era de ellos. Esta segunda prueba no confundió a los peces, ya que dejaron de intentar quitarse la mancha de su propio cuerpo. «L. dimidiatus» no suele nadar invertido, pero algunos lo hicieron hasta treinta y seis veces en una hora frente al espejo, lo que apunta a que observaban su reflejo. Los movimientos estaban destinados a observar mejor las marcas de la cabeza. También mostraron agresividad contra la superficie reflectante.
Unos diez «L. dimidiatus» pasaron la prueba. El equipo de investigación concluyó que los peces podrían poseer unas habilidades cognitivas mucho mayores de lo que se creía. El pez «muestra comportamientos en la prueba del espejo que se aceptan como indicio de consciencia de uno mismo en muchas especies» aclaró el doctor Jordan a Reuters.
¿Qué puesto les corresponde a los peces en la escala de inteligencia animal?
Varios animales ya han pasado la prueba, entre ellos grandes simios, elefantes asiáticos, delfines mulares, orcas y la urraca común. Los humanos lo superan en torno a los dieciocho meses de edad.
No obstante, el doctor Jordan entiende que los peces podrían haber superado la prueba sin poseer una verdadera consciencia de sí mismos. Duda además de si la prueba representa una medición fiable de las capacidades cognitivas animales. «No afirmo que los peces no tengan consciencia de sí mismos, sino que la explicación mínima necesaria de los comportamientos que observamos en la prueba del espejo no precisa de una invocación de la consciencia de sí mismos, la conciencia o la teoría de la mente».
«¿Podría desarrollarse la consciencia de uno mismo como una cebolla capa a capa en lugar de aparecer de inmediato?» plantea el doctor Frans de Waal primatólogo principal en la Universidad Emory (los Estados Unidos) en un artículo de seguimiento encargado por «PLOS Biology». El doctor de Waal quien ha estudiado el autorreconocimiento en espejos con mamíferos añadió que «para explorar la consciencia de uno mismo con más detalle deberíamos considerar las respuestas al espejo como si fueran una prueba de fuego. Tan solo en un marco teórico más profuso y con una serie mayor de pruebas podremos determinar todos los distintos niveles de consciencia de uno mismo y decidir dónde quedan exactamente los peces».